Las pandillas de El Salvador se han comprometido supuestamente a hacer una nueva tregua que, de ser cierta, le estaría demostrando al gobierno que las pandillas ejercen gran influencia sobre los niveles de violencia en el país, y que sus demandas deben tomarse en serio.
Según Raúl Mijango, quien ayudó a negociar la anterior tregua entre pandillas en El Salvador en 2012, los líderes de las pandillas MS13 y Barrio 18 se han comprometido a detener la violencia, informó La Prensa Gráfica.
Mijango dijo que no estuvo involucrado en las negociaciones, y que los líderes de las pandillas habían llegado al acuerdo ellos mismos, sin pedir concesiones al gobierno. Esto contrasta con la tregua de 2012, que fue apoyada por el gobierno y la Iglesia católica e incluyó el traslado de los líderes de las pandillas a cárceles con mejores condiciones, a cambio de un compromiso, por parte de las pandillas, de reducir la violencia.
La nueva tregua fue supuestamente negociada el pasado 17 de enero. Cinco días más tarde, la policía anunció que El Salvador había registrado su primer día sin ningún homicidio reportado en lo que va de 2015. La página de Internet de noticias investigativas El Faro informó que desde el 18 de enero la tasa de homicidios en El Salvador ha disminuido de 14 cada día a 4,6.
La administración del presidente Salvador Sánchez Cerén no ha emitido ninguna declaración en relación con las afirmaciones de Mijango, como tampoco lo ha hecho el director de la Policía Nacional Civil (PNC). El obispo de San Salvador dijo que no sabía nada sobre la mencionada tregua. Sin embargo, el ministro de Seguridad de El Salvador había señalado previamente que no se oponía a que las pandillas llegaran a un acuerdo entre ellas, y que el gobierno no interferiría.
La anterior tregua entre pandillas en El Salvador se rompió a mediados de 2014, en medio de crecientes niveles de homicidios, acusaciones de escuadrones de la muerte que iban tras presuntos pandilleros y la detención de un sacerdote que desempeñó un papel clave en las negociaciones.
El anuncio de la nueva tregua entre pandillas se dio después de que el gobierno presentara su plan para enfrentar la violencia en El Salvador, el cual no incluye el diálogo con las pandillas como uno de los ejes centrales, como ocurrió con la administración anterior. El anuncio también vino después de las declaraciones del director de la PNC, quien dijo que los agentes de policía deben utilizar sus armas "contra un delincuente" con "toda la confianza", dados los continuos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y las pandillas, que han dejado como resultado muchos muertos en ambos lados. Además, contrario a lo que se acordó durante la tregua de 2012, el gobierno indicó que planea comenzar a trasladar de nuevo los líderes de pandillas a prisiones de alta seguridad.
Análisis de InSight Crime
Dado el contexto actual de El Salvador, el anuncio de que los líderes de pandillas han acordado reducir la violencia entre ellas mismas es oportuno desde varios puntos de vista.
En primer lugar, el hecho de que las pandillas puedan demostrar que, comprometiéndose a una tregua por iniciativa propia, pueden reducir la tasa de homicidios en El Salvador en una semana, es una clara manera de ejercer su poder político. Usando esta estrategia, las pandillas les pueden demostrar a las autoridades que lo que decidan ellas tiene mucho más influencia sobre la violencia en El Salvador que cualquier iniciativa del gobierno. Sin embargo, seguramente habrá mucho debate en los próximos días acerca de si la tasa de homicidios en el país realmente ha bajado gracias a la supuesta tregua, o si existen otros factores involucrados.
Algunas otras observaciones de Mijango implican que, aunque supuestamente las pandillas no le han pedido al gobierno nada a cambio, aún existen expectativas que se tendrán que cumplir para que la tregua continúe. "Me encantaría que esto fuera permanente", dijo, según El Faro, "pero será difícil si no se dan las condiciones de facilitación".
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Es muy probable que estas condiciones incluyan detener el traslado de los líderes a prisiones de máxima seguridad e investigar a los escuadrones de la muerte, que al parecer libran una guerra contra las pandillas.
Dadas las elecciones para gobernadores y congresistas en El Salvador el próximo marzo, este nuevo pacto parece un fuerte argumento de las pandillas acerca de que, a pesar de las repetidas afirmaciones de que el gobierno no negociará con grupos delictivos, el diálogo es el camino más viable y que los políticos del país deberán tener esto en cuenta. “Es un gesto de las pandillas que busca demostrar que el único camino que arroja resultados inmediatos y económicos es el diálogo”, sostuvo el mediador.
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En caso de que la supuesta tregua se sostenga y las tasas de homicidios se mantengan en niveles bajos, queda por verse si cambiará la opinión pública en cuanto a la posibilidad de adelantar nuevas negociaciones con las pandillas. Sin embargo, el gobierno parece muy decidido a continuar con una política que no gira en torno al diálogo con las pandillas, la cual incluye la contratación del exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani como consultor de seguridad.