Naciones Unidas señala que crimen organizado no recurre a la violencia en el país porque tiene protección del Estado. Menciona a dos grupos: Los Perrones y Texis.

Un informe de Naciones Unidas (ONU) confirma que en El Salvador operan dos grupos de narcotráfico que, además de trasegar cocaína, han estado envueltos en “un amplio espectro de actividades de crimen organizado y han manipulado la política local”.

La operatividad de las dos organizaciones, dice el reporte titulado “Crimen organizado transnacional en Centro América y el Caribe. Descripción de una amenaza”, se debe en gran parte a la protección desde el Estado y a la falta de investigación.

“Los flujos –de cocaína–, protegidos por corrupción en los más altos niveles… han sido tolerados por años, y no parece que haya investigaciones activas al día de hoy”, se lee en un apartado dedicado a El Salvador en el documento de 82 páginas, cuya primera versión fue publicada en septiembre pasado bajo autoría de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, en inglés) y que recién se ha discutido en Washington.

Cuando habla de El Salvador y sus organizaciones de tráfico internacional de drogas (DTO, en inglés), la ONU identifica a Los Perrones y al llamado cartel de Texis como los dos grupos criminales primarios, aunque aclara que puede haber otros grupos de tráfico más pequeños.

En ambos casos, sendas investigaciones periodísticas expusieron vínculos de los líderes de las organizaciones con alcaldes, jueces, diputados, policías y fiscales. En el caso de Los Perrones, por ejemplo, el juez Especializado de San Miguel, Jorge González, pidió a la Fiscalía que investigara cuatro puestos policiales en playas del oriente del país por sospechas de que desde ahí se protegía desembarcos de cocaína. No hay ni hubo investigaciones contra policías por esos casos.

Consultados sobre el informe, las autoridades de seguridad en el país aseguran que no pueden dar información sobre los casos abiertos (ver nota aparte).

Discurso contradictorio

Al describir las rutas salvadoreñas y los grupos de narcos que las administran, UNODC acepta que El Salvador es un “rompecabezas”, sobre todo por la contradicción entre el discurso oficial y la actividad conocida de los narcos, pero también por la pobreza de decomisos.

En esencia, la ONU se pregunta cómo es que las autoridades insisten en hablar de que en el país solo existe “tráfico-hormiga”, capaz de mover cargas menores a los dos kilogramos, cuando la información disponible en fuentes abiertas y en el mismo sistema judicial salvadoreño indica, por ejemplo, que Los Perrones movían droga para el mexicano cartel del Pacífico [una alianza de los Carteles de Sinaloa y del Golfo] y que uno de sus miembros prominentes, Juan María Medrano, “Juan Colorado”, ha sido uno de los pocos traficantes centroamericanos contemporáneos con capacidad de poner la cocaína directamente en los mercados de la costa este de Estados Unidos.

“Las autoridades insisten en que por el país pasa muy poca cocaína… (pero) parece que pasa más cocaína de lo que se reconoce”, se lee en la página 37 del reporte. “La red de Los Perrones movía cocaína de un extremo del país al otro, con diferentes grupos que controlaban el tráfico en el poniente y el oriente… es poco probable que [ellos] moviesen cantidades menores a los dos kilogramos.”

En un reporte elaborado por el Departamento de Estado en 2011, del que LA PRENSA GRÁFICA tiene copia, Estados Unidos dice que entre 2 y 11 toneladas de cocaína entran a El Salvador por vía terrestre y que entre 1 y 11 salieron del país hacia Guatemala ese año.

Sin violencia

A los dos grupos salvadoreños, UNODC los cataloga como transportistas, grupos cuyo interés principal no es el control territorial sino garantizar la ganancia que puede obtener a través del trasiego de mercaderías; el informe los diferencia de otro tipo de grupos, a los que llama territoriales, caracterizados por su afán de control del territorio, como los clanes familiares de tráfico en Guatemala.

Antonio Mazzittelli, responsable de UNODC para México y Centroamérica, explicó, en septiembre de 2012, que los transportistas funcionan más como federaciones, sin liderazgos definidos, de forma que a falta de un miembro –que haya sido arrestado por ejemplo– la operatividad se recompone rápidamente.

“Son, en esencia, compañías criminales de transporte que mueven todo tipo de contrabando, incluida la droga”, dijo el funcionario, que agrega que la principal herramienta de estos grupos es la corrupción, que les permite operar por años “bajo el radar”.

En El Salvador, según UNODC, hay un “raro ejemplo en que la corrupción de alto nivel precede al tráfico”. En el caso de los grupos guatemaltecos, por ejemplo, ha sido a la inversa: grupos territoriales, una vez afianzado su poder y su capacidad de sustituir al Estado, acuden al soborno, pero también a la violencia, para operar.

En otra parte del informe, al hablar de tráfico y violencia, UNODC explica que a diferencia de Guatemala en El Salvador no hay una relación directa entre los municipios más violentos y la incidencia del narcotráfico a gran escala. Eso, en parte, se debe a que “donde el crimen está bien organizado, el flujo de droga ocurre a lo largo de la región sin incidentes… facilitada por corrupción al más alto nivel”.

Otro rubro que hace destacar a los grupos salvadoreños es su capacidad para lavar dinero. Los Perrones y el cartel de Texis son descritos como lavadores de activos, algo que confirman al menos dos funcionarios del Ejecutivo que han investigado a estos grupos en los últimos 10 años.

*Publicado con autorización de Héctor Silva Ávalos. Vea el artículo original publicado aquí, en La Prensa Gráfica; y otras historias de Silva en su blogCLALS, de donde Silva es miembro, es un patrocinador del trabajo de InSight Crime. 

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