La desarticulación de una OTD, resultado de una operación conjunta entre cuatro países de Latinoamérica, demuestra que son necesarias y eficaces las políticas de cooperación regional en la lucha contra sofisticadas estructuras de crimen organizado transnacional, cuyas operaciones están diversificadas y especializadas a lo largo del continente.
El 14 de agosto de 2018, las autoridades de Colombia, Ecuador, Guatemala y México anunciaron la captura de 38 personas pertenecientes una Organización de Tráfico de Droga (OTD) en varias ciudades de Latinoamérica. Estas detenciones fueron resultado de una operación coordinada entre las fiscalías y policías de estos países.
Según el comunicado de prensa emitido de manera conjunta por las fiscalías, el grupo traficaba marihuana y "contaba con la capacidad de producir una tonelada de clorhidrato de cocaína y movilizar sumas de hasta dos millones de dólares en escasos tres días”.
Lo anterior significa que la organización tenía la capacidad de “producir” la impresionante cantidad de hasta 10 toneladas de cocaína en un mes, o más de 120 toneladas al año. Aunque las estimaciones varían un poco, la producción de cocaína en Colombia el año pasado alcanzó niveles históricos cercanos a las mil toneladas, lo que significaría que el grupo tenía la capacidad de mover más del 12 por ciento de la producción de cocaína colombiana en 2017.
La droga, que tenía como destino final Estados Unidos, provenía de Colombia, desde donde una parte era enviada a Centroamérica desde el puerto de Tumaco en semisumergibles y lanchas rápidas; y otra era llevada a Ecuador –donde una parte de la marihuana era destinada al consumo doméstico– para ser sacada de este país por las ciudades portuarias de Esmeraldas y San Lorenzo por Galápagos hacia Costa Rica, Guatemala y México.
La estructura era liderada por el guatemalteco Juan Abad Lemus Lara, alias “Chema”, quien en 2017 se había radicado en Colombia, donde fue capturado durante los operativos y está a la espera de ser procesado ante un tribunal.
Una fuente del Ministerio Público (MP) de Guatemala señaló a InSight Crime que alias “Chema” habría comenzado su carrera criminal como transportista de droga en Guatemala, donde consiguió los contactos en Colombia que le permitieron expandir sus operaciones. Su hermano Willian Estuardo Lemus Lara fue capturado en Chiquimula, Guatemala, en junio de 2018 y está a la espera de ser extraditado a Estados Unidos.
Como señala el comunicado, Chema “dirigía en cada país una estructura especializada en las fases del narcotráfico desde la producción en Colombia y Ecuador, hasta la distribución en Guatemala y México, donde mantenía alianzas con el Cartel de Sinaloa, facción del Mayo Zambada”.
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Aunque la estructura tenía una ruta de transporte aéreo de Costa Rica a México, en ocasiones la droga también era llevada por tierra desde Costa Rica para ser guardada en Guatemala antes de ser trasladada al país azteca.
El papel de Guatemala no se limitaba a centro de acopio; también servía para el lavado de dinero. De ahí la droga era llevada a México donde era entregada a miembros del Cartel de Sinaloa, quienes posteriormente la introducían a Estados Unidos.
La fuente del MP también explicó a InSight Crime que actualmente existe una investigación en curso contra la estructura por lavado de dinero a través de varias empresas, incluyendo al menos una cafetalera.
Análisis de InSight Crime
Los resultados de la operación Arpón Neptuno son una muestra de los beneficios de la cooperación regional y de las estrategias de seguridad centradas en la inteligencia y en el seguimiento efectivo a información encontrada durante el proceso investigativo.
Si bien según el comunicado de las fiscalías esta es la primera vez que en la región se presenta una operación de coordinación transnacional de estas proporciones, InSight Crime tuvo conocimiento de que la operación contó con “asistencia en materia de inteligencia” de las autoridades estadounidenses.
Por otra parte, las acciones binacionales en las que habían participado algunos de estos países tradicionalmente se habían limitado a ser más operativas y menos centradas en la inteligencia, a diferencia de Arpón de Neptuno, que como señaló la fuente implicó reuniones constantes y un trabajo conjunto entre las fiscalías y policías durante más de un año y medio que duraron los procedimientos.
Desde hace algunas décadas varios de los países que participaron en la operación han realizado procedimientos similares contra grupos del crimen organizado en el marco de la guerra contra la droga, siempre impulsada por Estados Unidos.
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Adicionalmente, la estructura y el funcionamiento del grupo desmantelado dan cuenta de una tendencia hacia la diversificación y la especialización en las OTD, donde las diferentes operaciones de un mismo grupo en varios países cambian aprovechando sus “ventajas competitivas” en el comercio internacional de la droga según sus recursos, ubicación geográfica y capacidades.
Estos cambios en el hampa son resultado tanto de la respuesta de los grupos a las estrategias de seguridad que buscan abordarlos y la aparición de nuevos mercados de consumo como de otros reacomodos en las dinámicas criminales.
Por otro lado, el hecho de que, como señala el comunicado, a lo largo del proceso investigativo las autoridades solo lograron incautar un poco más de una tonelada de cocaína, demuestra que el flujo creciente de droga hacia Estados Unidos no puede enfrentarse únicamente con políticas de interdicción y capturas.