Panamá, uno de los países más pacíficos de Centroamérica, presuntamente habría gastado alrededor de un 7 por ciento de su PIB en prevenir y enfrentar la violencia el año pasado, un gasto que palidece en comparación con el de sus vecinos. Sin embargo, la expansión de la presencia de las pandillas y la corrupción policial amenazan con socavar los recientes e innegables avances de Panamá en materia de seguridad.
Panamá gastó US$4,5 miles de millones en la contención de la violencia en 2013, lo que representa el 7,4 por ciento del PIB del país, según el Índice de Paz Global 2014 (IPG-pdf) publicado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), un centro de pensamiento con sede en Australia.
El centro define los "costos de contención" como cualquier actividad económica relacionada con la prevención y las consecuencias de la violencia en individuos y bienes.
Curiosamente, el gasto destinado por Panamá a la contención de la violencia como porcentaje del PIB palidece en comparación con el de otros países de Centroamérica. Honduras gasto casi el 20 por ciento de su PIB en la contención de la violencia el año pasado, mientras que El Salvador (14,5 por ciento) y Guatemala (8,7 por ciento) también superaron a Panamá, que no tiene ejército.
El IPG también clasificó a Panamá como el segundo país más pacífico país de Centroamérica después de Costa Rica, y ocupó el puesto 57 a nivel mundial.
El IPG no calcula el gasto en contención de la violencia antes de 2012, lo que significa que es imposible comparar su clasificación con índice anteriores. Sin embargo, el gasto de Panamá en materia de seguridad se incrementó desde un poco menos del 2 por ciento del PIB cuando el expresidente Ricardo Martinelli fue elegido en 2009, y llegó a representar aproximadamente el 2,75 por ciento cuando este dejó el cargo en 2014, según un informe (pdf) de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL) -que utiliza un indicador menos amplio que el del IPG para calcular los gastos.
El presupuesto del Ministerio de Seguridad Pública es ahora mayor que el de cualquier otra institución del Estado, según Grisel Bethancourt, un periodista que cubre el crimen organizado y el narcotráfico en Panamá.
Análisis de InSight Crime
Existe evidencia que sugiere que el mayor gasto en seguridad durante el gobierno de Martinelli probablemente contribuyó a reducir los niveles de violencia en Panamá. Según el IPG, en los años previos a la elección de Martinelli en 2009, Panamá experimentó uno de los 10 descensos más dramáticos en los niveles de paz a nivel mundial. Sin embargo, el número de asesinatos en Panamá se redujo en casi un 20 por ciento entre 2009 y 2013, y la tasa de homicidio del país ha disminuido de manera constante todos los años desde que alcanzó su punto máximo en 2009, cuando la tasa de homicidios era de 22,6 homicidios por cada 100.000 personas.
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A pesar del descenso en los homicidios, Bethancourt dijo InSight Crime que Panamá sigue luchando con un problema de seguridad en particular: el aumento en la actividad de las pandillas.
De hecho, el descenso en la tasa de homicidios ha coincidido en gran parte con una proliferación de las pandillas callejeras en Panamá, que según los informes pasaron de ser 85 en 2005 a más de 200 en 2013. Estas pandillas -además de las organizaciones transnacionales de narcotráfico- fueron presuntamente responsables del 90 por ciento de los homicidios del país el año pasado. Tradicionalmente limitadas a operaciones de microtráfico en Panamá, informes recientes sugieren que algunas pandillas panameñas están dando el salto al tráfico transnacional de drogas mediante el manejo de "oficinas de cobro" -estructuras que sirven como árbitros de la venta de drogas e involucran traficantes de cocaína colombianos.
La corrupción en la fuerza policial de Panamá también amenaza con afectar lo que el país ha ganado en términos de reducción de la violencia en los últimos años. “Hay mandos altos, mandos medios, y mandos bajos de rango, de rangos diferentes, involucrados con el crimen organizado, sobre todo en el tema del secuestro, en el tema de tumbe de drogas y en el tema de narcotráfico", dijo Bethancourt a InSight Crime. La remoción de Mauricio Nelson de su cargo de subcomisionado de la Policía Nacional de Panamá por tráfico de drogas y malversación de fondos en 2010 fue un ejemplo de alto perfil; y no fue un caso aislado.
Notablemente, Martinelli apoyó continuamente a la policía del país durante su mandato. El expresidente incrementó reiteradamente el salario de los funcionarios policiales, casi duplicando sus sueldos mensuales entre 2009 y 2012. Martinelli también ordenó un decreto presidencial en su último día en el cargo que indultó a 16 agentes de la policía condenados por homicidio y otros delitos violentos. Posteriormente el actual presidente Juan Carlos Varela revocó la medida, así como cientos de otros indultos emitidos por Martinelli.
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A pesar de haber aumentado los sueldos de la policía y supervisado una disminución en los niveles violencia, Martinelli y otros exfuncionarios de su administración siguen estando envueltos en acusaciones de corrupción durante su función pública, lo que ha desatado protestas masivas. Esto podría generar sospechas sobre las grandes cantidades de fondos reservados para el presupuesto de seguridad de Panamá, y preguntas con respecto a si todo fue gastado de una forma adecuada.