Una serie de arrestos recientes sugieren que la mafia italiana puede estar reapareciendo en Colombia, donde el fracturado panorama criminal hace que sea más fácil para ellos ejercer el control sobre el narcotráfico.
El primero en caer fue Iacomino Tomasso, antigua mano derecha del legendario líder de la Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, conocido también como "El Capo de Capos", quien fue arrestado en 2006. Tomasso fue detenido en Bogotá, desde donde supuestamente había estado manejando una red, la cual enviaba cargamentos de cocaína desde la costa Caribe hasta otro grupo de la mafia italiana, la Camorra.
Según las autoridades, Tomasso trabajó de cerca con un socio colombiano, Juan Carlos Dávila Bonilla, alias "El Gordo", quien fue detenido poco tiempo después. Ambos, tambien, emplearon al grupo narco-paramilitar de los Urabeños para garantizar la seguridad de sus envíos, según las autoridades.
Dos meses más tarde, el arresto de Tomasso fue seguido por la captura de dos narcotraficantes que trabajaban para sus rivales en la 'Ndrangheta: Santo Scipione y Domenico Trimboli. Scipione, quien se cree que ha vivido en Colombia desde el año 2000, es uno de los capos de más alto rango de la 'Ndrangheta; mientras que, por su parte, Trimboli, bajo las órdenes de Scipione, manejaba la logística de la conexión de la cocaína entre las mafias de Colombia e Italia.
Las autoridades dicen que aunque la 'Ndrangheta también tenía redes logísticas en el Caribe, su principal método para el tráfico de la droga era el envío de cargamentos desde la costa Pacífica, en barcos dirigidos hacia el Canal de Panamá antes de cruzar el Atlántico.
Los arrestos fueron el resultado de una operación internacional que duro tres años, la cual reunió a la Interpol con las autoridades policiales de Colombia, Italia y Estados Unidos.
Análisis de InSight Crime
Iacomino Tomasso opera desde hace mucho tiempo en Colombia y, a lo largo de los años, ha sido un actor clave en el desarrollo de redes que vinculan a los carteles colombianos con la mafia italiana. Su captura este año marca la segunda vez que es detenido en Colombia - la primera se produjo apenas semanas después de que su jefe Provenzano fuera arrestado en 2006 -.
En ese momento, Tomasso operaba como el hombre clave de la mafia siciliana en el tráfico de cocaína colombiana, llegando a acuerdos y alianzas con las organizaciones narcotraficantes en el Valle del Cauca, Antioquia y a lo largo de la costa.
No obstante, los arrestos de Scipione y de Trimboli son los que son claves para comprender las principales conexiones entre Colombia e Italia hoy en día. En los últimos 20 años, la 'Ndrangheta ha llegado a dominar el tráfico de cocaína en Italia y ha empleado sus ganancias – las cuales, se estiman, están entre US$30 y US$50 mil millones anuales - para convertirse, posiblemente, en el grupo más poderoso del crimen organizado en Italia.
La 'Ndrangheta o la Mafia Calabresa, es uno de los cuatro principales grupos italianos del crimen organizado que operan hoy en día, junto con la Cosa Nostra, o la Mafia Siciliana; la Camorra o la Mafia Napolitana; y la Sacra Corona Unita o La Sagrada Corona Unida. Según el FBI, los cuatro grupos cuentan con, aproximadamente, unos 25.000 miembros en total, 250.000 afiliados en todo el mundo y con células en Canadá, Suramérica, Australia y partes de Europa.
Los orígenes de la 'Ndrangheta se remontan al siglo XIX, pero el grupo se mantuvo, en su mayor parte, como una federación local de familias criminales, hasta su entrada en el negocio de la droga. Según expertos sobre la 'Ndrangheta, las familias primero entraron en el negocio de la cocaína, comprando drogas importadas de la Cosa Nostra, cuya entrada a Colombia había sido facilitada por Tomasso.
A finales de los años noventa, habían establecido sus propias redes y trabajaban de cerca con el conocido líder paramilitar de las AUC: Salvatore Mancuso; cuyo atractivo fue incrementado debido a su herencia italiana. Para 2004, las autoridades italianas estimaban que el grupo era el responsable de llevar el 80 por ciento de la cocaína que ingresó a ese país.
Sin embargo, cuando el eje del mundo del tráfico de cocaína se movió de Colombia a México, también lo hizo la mafia italiana. Una vez más, la Cosa Nostra parece haber abierto el camino, con los hermanos Elio y Bruno Gerardi actuando como su conexión en México, tras huir del radar de las fuerzas de seguridad en Colombia. Pero, de nuevo, la 'Ndrangheta no se quedó atrás: la organización estableció vínculos con el Cartel del Golfo y luego hizo negocios con los Zetas, luego de que se separara del Cartel del Golfo en 2010.
No obstante, hay muchas desventajas para los grupos de la mafia italiana al hacer negocios con los mexicanos. Logísticamente, añade un tramo extra al viaje, lo que aumenta los costos y riesgos. También está el hecho de que los grandes carteles mexicanos dominan el mundo de la cocaína a través de la riqueza, el poder y la violencia, lo cual deja poco espacio para la negociación sobre quién hace qué y cuánto se les paga. Luego están las crecientes señales de que los carteles mexicanos, entre ellos los Zetas, están tratando de aumentar su influencia en Europa para sacar provecho de las redes de distribución, como lo hacen en Estados Unidos.
El hecho de que los mexicanos sean capaces de poner a estos grupos mafiosos en este papel secundario, puede ser uno de los factores que impulsan el retorno de los capos a Colombia. Los movimientos tectónicos en el tráfico de la cocaína, en los últimos 20 años, han dejado al mundo criminal colombiano mucho más fracturado, y a sus grupos del crimen organizado, menos capaces de afirmar su dominio. Como demuestra el caso de Tomasso, incluso los Urabeños, el más poderoso de los grupos criminales de Colombia, a menudo no hacen más que proporcionar servicios de seguridad a los narcotraficantes para proteger sus cargamentos, reduciendo significativamente su porción de las ganancias en comparación a lo que los mexicanos aceptarían.
Como ha sugerido la policía colombiana, puede ser que el renacimiento de la mafia italiana en Colombia sea más que unos narcotraficantes italianos reavivando viejos contactos, después de cumplir penas de prisión en Italia. Sin embargo, dada la capacidad de adaptación y la flexibilidad que estos grupos han mostrado en el pasado, en la búsqueda de nuevos mercados y oportunidades, es probable que también haya influido el hecho de que ven el tráfico con los colombianos una forma de ejercer un mayor control - y así obtener más beneficios del tráfico de cocaína.