Las elecciones presidenciales del próximo año están convirtiendo a la tregua entre pandillas de El Salvador en un juego político, el cual puede convertirse en su perdición.
Pese a que hasta ahora han comenzado las campañas para las elecciones presidenciales de 2014, la tregua, reconocida por reducir en aproximadamente a la mitad los homicidios en todo el país en los últimos 16 meses, está ahora en el centro de amargos e intensos debates, a medida que los homicidios comienzan a aumentar de nuevo.
El bombardeo inicial provino de la oposición conservadora, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que hizo anuncios de televisión acusando al partido gobernante de izquierda, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de hacer pactos con los criminales. El anuncio, completo con una amenazante voz en off [de fondo], termina con una mano extendida cubierta de tatuajes, una marca mara.
A pesar de que la tregua cuenta con el apoyo de algunos dirigentes locales de ARENA, el candidato presidencial del partido, Norman Quijano, la repudia abiertamente, diciendo recientemente que la tregua "no resuelve el problema" de la violencia en el país y que sólo ha servido para legitimar a las pandillas a través del reconocimiento estatal y consolidar su control territorial.
El actual presidente Mauricio Funes, del FMLN, dice que sigue apoyando la tregua, la cual fue negociado entre las dos pandillas más grandes de El Salvador: la Mara Salvatrucha 13 (MS13) y Barrio 18 en marzo de 2012. Pero su gobierno ha enviado mensajes poco claros y, a veces, completamente contradictorios al respecto. El gobierno nunca ha explicado su papel en la tregua -incluso cuando El Faro reveló que un ex vice ministro de seguridad se había reunido con pandilleros para la creación de la primera zona de paz, que hace parte del proceso de la tregua-.
El recién nombrado ministro de Seguridad de Funes, Ricardo Perdomo, previamente dijo que la tregua "no forma parte de la estrategia del Estado". Pero tras un estallido de violencia en julio, que cobró la vida de 103 personas en una sola semana, Perdomo emitió un comunicado diciendo que el gobierno seguía apoyando la tregua, con el objetivo de que será "sostenible y transparente".
Luego, en su primera entrevista con La Prensa Gráfica, Perdomo se retractó de nuevo, diciendo que la tregua había reforzado los lazos entre los miembros de las pandillas y las organizaciones internacionales de narcotráfico. Se negó a decir si el gobierno continuaría apoyando la tregua, y ofuscó el hecho de que lo hubiera hecho en algún momento, incluso cuando se le recordó que su predecesor, David Munguía Payés, había jugado un papel clave para facilitar el acuerdo.
VEA TAMBIÉN: Tregua entre pandillas en El Salvador: Aspectos positivos y negativos
Raúl Mijango, un exasesor del Ministerio de Defensa y uno de los negociadores originales de la tregua, dijo a InSight Crime que se había reducido el apoyo del gobierno de Funes a la tregua, y que las declaraciones de Perdomo resaltaban esto.
"Ellos dicen que van a dar apoyo", dijo, "pero cuando se llega a esto, crean más obstáculos".
Mijango dijo que no estaba demasiado preocupado con la retórica antitregua del candidato de ARENA, Quijano, ya que se le había asegurado, por Quijano y sus empleados, que esta posición de línea dura estaba exclusivamente destinada para la campaña.
"Sería estúpido para poner fin a la posibilidad de que este proceso siga avanzando", dijo.
Las acciones del gobierno de Estados Unidos, Mijango añadió, eran más preocupantes. El Departamento del Tesoro clasificó el año pasado a la pandilla MS13 como una organización criminal transnacional y luego nombró a seis de sus miembros en su lista de "capos" (kingpin list). A finales de julio, el embajador de Estados Unidos en El Salvador reafirmó que Estados Unidos continuaría buscando la extradición de los líderes pandilleros. Los expertos dicen que si los líderes de la MS13 son extraditados a Estados Unidos, esto podría significar el fin de la tregua.
VEA TAMBIÉN: 'El Barney' de la MS13: ¿tendencia o caso aislado?
"Estados Unidos no sólo ha decidido mantener su distancia", dijo Mijango. "Han comenzado una fuerte campaña para tratar de destruir este proceso".
Aunque Mijango rechaza la idea de que el cargado ambiente político de El Salvador, por sí solo, sea suficiente para romper la tregua, dijo que ha abrumado su capacidad y la de su equipo para trabajar con las pandillas.
"Le dije [a los miembros de las pandillas] que es necesario esperar hasta después de las elecciones, para que [las elecciones], donde todo el mundo es tan frenético, pasen", dijo.
También ha pedido a las pandillas que permanezcan fuera de la política, dijo.
"Tenemos un acuerdo de que nadie en las pandillas ni siquiera va a llevar una camisa de algún partido", dijo, "ni formar parte de las estructuras de los partidos".
Las tensiones políticas también han dejado a las zonas de paz -áreas donde las pandillas se han comprometido a reducir la violencia y otros crímenes- a la deriva, con los líderes inseguros sobre dónde buscar ayuda. El procurador general de El Salvador, Luis Martínez, llamó a las zonas de paz "pandillalandia". Mijango dijo que los comentarios se habían hecho por razones políticas.
"Es mucho más fácil vender las políticas de 'mano dura': más policías, más cárceles, más cámaras, más protección", dijo Adam Blackwell, Secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de los Estados Americanos, quien ha apoyado la tregua de El Salvador. "El lado más suave de la seguridad es siempre un trabajo de ventas más difícil y sutil cuando se está en campaña política. No importa si usted está en Canadá o Chile".
José Miguel Cruz, profesor visitante en la Universidad Internacional de Florida, quien ha escrito mucho sobre las pandillas salvadoreñas, dijo a InSight Crime que muchos actores importantes -especialistas en la prevención de la violencia, organizaciones no gubernamentales, e incluso funcionarios gubernamentales- quienes normalmente serían cruciales en la construcción de las zonas de paz, se han retirado porque no quieren ser vistos como que estan tomando partido políticamente hablando.
Esto deja a las zonas de paz, dijo Cruz: "sin un montón de potenciales actores políticos o actores no políticos, que podrían contribuir".
Ilopango, un municipio en el extremo este de San Salvador, fue el primero de lo que ahora son alrededor de una docena de zonas de paz. Desde la tregua, el número de homicidios en la zona se ha reducido a la mitad, de 110 en 2011 a 61 en 2012.
Con la reducción de los homicidios, el gobierno local se ha centrado en medidas suaves de poder. Ilopango creó una granja de pollos y una panadería como formas alternativas de empleo para los miembros de las pandillas, y está construyendo campos de fútbol y centros educativos en los barrios pobres. Con sus éxitos recientes, Ilopango parece el ejemplo a seguir para la paz entre las pandillas; sin embargo, durante una conferencia de prensa reciente, el alcalde de Ilopango arremetió tanto contra el Presidente como contra su nuevo Ministro de Seguridad.
Para mantener vivo el "proceso de pacificación" se necesitan recursos, dijo el alcalde Salvador Ruano, e Ilopango no había recibido nada de los US$9 millones prometidos bajo la iniciativa de zonas de paz.
"Esto nos pone en una situación incómoda", dijo, "porque no ha habido claridad en cuanto a si [el presidente Funes y su gobierno] van apoyar esta prevención de la violencia".
Ruano recientemente se vio envuelto en una controversia después de que se descubrió que el municipio utilizó fondos de un programa social a nivel nacional para ayudar a 400 pandilleros.
Ruano eludió la pregunta de si su partido ARENA -el mismo partido cuyo candidato presidencial ahora está rechazando la tregua- necesita cambiar su retórica incendiaria. Su partido y el candidato Quijano apoyan los esfuerzos de prevención de la violencia en Ilopango, dijo, sin decir nada sobre la tregua en su conjunto.
Carlos Rivas, pastor de una iglesia que cuenta con 20.000 miembros en Ilopango, dijo a InSight Crime que ha visto avances significativos desde que comenzó la tregua: menos homicidios, una disminución en la extorsión y los pandilleros pidiendo perdón a sus comunidades.
"A pesar de estas cosas", dijo, "la tregua, para mí, sigue siendo problemática porque la historia ha demostrado que las treguas son fugaces".
El clima político, reconoció, no está ayudando.
"Debemos sacar el tema de la violencia fuera de la campaña electoral, porque cuando las campañas políticas utilizan el tema de la seguridad, en lugar de avanzar, nos estancamos y retrocedemos", dijo.
La nueva ola de homicidios, dijo Rivas, era una manifestación de las pandillas de que todavía tienen poder y control.
"Es casi como si estuvieran enviando un mensaje al gobierno", dijo, "siéntese con nosotros, o esto va a continuar".
Mijango, negociador de la tregua, no estuvo de acuerdo, diciendo que el aumento de la violencia se debió a una falta de comunicación entre los líderes encarcelados y los miembros de las pandillas en las calles. Durante los primeros siete meses del año, hubo 1.295 homicidios, un tercio menos de homicidios que el año anterior. Julio, no obstante, terminó con 247 asesinatos, 78 más que en julio del año pasado.
Cruz, quien ha sido crítico de la tregua [vea su informe para el Woodrow Wilson Center aquí en PDF], predijo que habría más muertes.
"Usted no va a ver el proceso ir hacia atrás y mañana vamos a volver a la anterior tasa de homicidios", dijo. "Lo que vamos a ver es un incremento, paso a paso, de los niveles de violencia a medida que se acercan las elecciones".
Después de lo cual, el destino de la tregua estará en manos de un nuevo presidente.