La declaración de las FARC de un cese al fuego unilateral es una buena señal para las conversaciones de paz en Colombia, demostrando que la dirección del grupo rebelde cree que puede controlar a sus 9.000 soldados, aunque se teme que la guerrilla vaya a utilizar este tiempo para fortalecer sus ingresos de las actividades criminales.
En día de la inauguración de los diálogos de paz en La Habana, el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Luciano Marín Arango, alias "Iván Marquez," dijo que los guerrilleros cesarían las hostilidades durante los siguientes dos meses. Dijo que el grupo cesaría todas las operaciones militares contra las fuerzas de seguridad y todos los actos de sabotaje contra la infraestructura, entre el 20 de noviembre y el 20 de enero, lo cual quedó registrado en un comunicado publicado en la página de internet del grupo. Las FARC describieron el cese al fuego como un gesto de buena voluntad para demostrar su compromiso con la paz, aunque dijeron que se defenderán de los ataques.
El gobierno respondió que seguirá luchando contra los guerrilleros. El Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón dijo que espera que las FARC lleven a cabo el cese al fuego, pero añadió que era difícil creer en las palabras de los guerrilleros, ya que como “muestra la historia este grupo terrorista nunca cumple sus promesas” informó El Heraldo.
Análisis de InSight Crime
El anuncio de las FARC es digno de mención, ya que es el primer cese al fuego unilateral que los guerrilleros han declarado desde la tregua navideña que duró un mes, desde diciembre de 1999 a enero de 2000, en el medio de la última ronda de negociaciones de paz.
El grupo rebelde ha llamado a un alto al fuego bilateral mientras que tiene lugar la actual ronda de conversaciones, pero esto ha sido rechazado por el gobierno. Sería políticamente riesgoso para el gobierno de Santos aceptar cualquier pausa en las hostilidades, debido a que muchas personas todavía recuerdan cómo las FARC utilizaron la zona desmilitarizada, concedida durante las últimas negociaciones (1999-2002), para construir su fuerza. La última vez que el gobierno declaró un cese al fuego con los guerrilleros fue en 1984, durante las fallidas negociaciones de paz con el entonces gobierno de Belisario Betancur.
La declaración es una señal de fuerza por parte de los guerrilleros, especialmente después de una serie de ataques en las últimas semanas, lo cual demuestra que ellos todavía tienen la capacidad de estar a la ofensiva en varias partes del país. Las FARC declararon un “paro armado” en Chocó, en el pacífico, el 8 de noviembre, prohibiendo a los ciudadanos moverse a lo largo de las principales carreteras y vías fluviales, paralizando la región por una semana. Decenas fueron heridos por un carro bomba el 11 de noviembre en Cauca, también en el pacífico, que fue atribuido a las unidades de la milicia de las FARC. Esto fue seguido por el atentado de un oleoducto hacia el sur de Nariño, el 16 de noviembre. En el recuento de Caracol Radio, las guerrillas han asesinado a 47 personas en ataques desde que el proceso de paz fue anunciado en agosto, 17 de ellos eran civiles. Para llamar a una pausa unilateral en la lucha, después de esta serie de ataques, es una fuerte movida que hace que los guerrilleros se vean como capaces de fijar su agenda, y puede ayudarlos a ganar popularidad con la población civil.
La tregua de 1999 fue seguida de una fuerte ofensiva de las FARC, la cual dejó más de 100 muertos. Las FARC pueden intentar lo mismo en 2013, para provocar que el gobierno declare el cese al fuego bilateral que los gueriilleros están solicitando.
El hecho de que la dirección guerrillera confíe en que puede controlar a sus combatientes en todo el país, también es una señal de fortaleza, lo que sugiere que el grupo se mantiene unificado, y que los líderes podrían ser capaces de entregar a toda la organización guerrillera si se llega a alcanzar un acuerdo de paz.
Vale la pena preguntarse, sin embargo, cómo los guerrillers pasarán los próximos dos meses si no están lanzando ataques sobre las fuerzas de seguridad. Es posible que, en su lugar ,ellos se enfoquen en atacar a sus rivales, especialmente a los grupos neoparamilitares, conocidos por el gobierno como BACRIM, y ganar control sobre más rutas de drogas y las áreas de producción. Los ataques de las FARC contra grupos como los Urabeños, que controlan una parte cada vez mayor del comercio de la droga en el país, se han visto en los últimos meses en las regiones cruciales de droga de Córdoba y Antioquia, en el norte de Colombia.
Las FARC también podrían utilizar los dos meses para fortalecer sus finanzas, concentrándose en actividades como la minería ilegal y la extorsión. Esto podría ser impulsado no sólo por el alto mando guerrillero, el Secretariado, sino también por líderes individuales que quieren construir un colchón financiero, si se firma un proceso de paz con el gobierno.
Los rebeldes pueden intensificar sus operaciones políticas durante el cese al fuego, difundiendo propaganda y trabajando para reclutar y cooptar población local en las regiones en donde ellos tienen mucho poder.
El cese al fuego también puede verse como un intento de las FARC para tener un respiro de la presión de las fuerzas armadas. Esto está en consonancia con la propuesta de los guerrilleros de formular nuevas regulaciones para conducir la guerra, si las negociaciones de paz fracasan. El máximo líder de las FARC Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko,” emitió un comunicado en octubre diciendo que incluso si las conversaciones de paz no resultan en un acuerdo de paz, las dos partes deben acordar un tratado para “regular” la conducta de la guerra. Uno de los puntos que él destacó fue “la cuestión sobre el uso bilateral de explosivos y de los ataques indiscriminados en zonas densamente pobladas.” Esto apunta al deseo de la guerrilla de parar con los bombardeos aéreos de los campamentos rebeldes que han sido unas de las principales armas del gobierno para ganar ventaja militar, en los últimos años.