La prominente ONG de análisis de conflictos, International Crisis Group, publicó su primer informe examinando los retos de seguridad en México, ofreciendo una amplia visión de los fracasos y éxitos del gobierno de Calderón.
El International Crisis Group (ICG) ha construido una reputación analizando algunos de los conflictos más sangrientos y políticamente tumultuosos del planeta, desde Colombia y Guatemala hasta Siria e Irak. Ahora, con este nuevo informe, "El desafío de Peña Nieto: los cárteles criminales y el Estado de Derecho en México", la ONG ha dirigido su mirada hacia México, dándole así un reconocimiento implícito al grado de decadencia de la seguridad de la nación.
El informe de 52 páginas incluye secciones que examinan la naturaleza de los grupos criminales en México, las políticas del ex presidente Felipe Calderón, y las consecuencias del auge de la violencia en el país. El informe también incluye una mirada extendida a las lecciones que se pueden extraer de la drástica caída de Ciudad Juárez, y su posterior resurgimiento.
Análisis de InSight Crime
El ICG deja claro por qué las organizaciones criminales transnacionales de México, llamadas "carteles criminales", están tras los grandes márgenes de beneficio, producto del tráfico de diversas sustancias ilegales, principalmente la cocaína:
"(…) un bloque de un kilogramo cuesta alrededor de $2.400 en Colombia, $33.300 cuando es vendido al mayoreo en Estados Unidos, y aproximadamente $120.000 cuando se vende al menudeo en las ciudades de Estados Unidos. En el tráfico y la distribución, los eslabones de la cadena dominados por los traficantes mexicanos, el precio aumenta 50 veces."
Nociones populares del narcotráfico mexicano - como los capos narcotraficantes de las montañas alabados en los "narcocorridos" - giran en torno a estos grupos transnacionales. No obstante, esta concepción de los poderosos carteles jalando los hilos de poder del narcotráfico ya no es suficiente para describir la complejidad de los problemas de seguridad de México. En los últimos años, una amplia gama de otras actividades criminales, desde el robo de petróleo a la extorsión, han desplazado al narcotráfico como la principal fuente de ingresos de las organizaciones criminales.
Como ha señalado InSight Crime, las pandillas detrás de gran parte de la violencia de México no se limitan a los llamados "carteles criminales". Pequeños grupos regionales han arrebatado de a poco el control absoluto de grupos como el Cartel de Guadalajara, de los años ochenta, o el Cartel de Juárez, de los años noventa.
La respuesta de Calderón a estas dinámicas cambiantes de seguridad se basó en un uso más agresivo de las persecuciones militares dirigidas a capturar a los grandes narcotraficantes, o "capos". ICG pasa a argumentar que este enfoque – pese al apoyo financiero y operacional recibido de Estados Unidos - no fue suficiente para aplacar los crecientes niveles de violencia relacionada con el narcotráfico cuando Calderón asumió el cargo. Asimismo, las reformas a la seguridad y la justicia iniciadas bajo Calderón han hecho muy poco para hacer frente a las amenazas inmediatas a la seguridad mexicana, a pesar de que puede haber sentado las bases para una mejora a largo plazo.
En efecto, en lugar de limitar los daños, las políticas de Calderón parecen haber aumentado la magnitud de los combates. El impacto es visible en las calles en un número cada vez mayor de ciudades, y se refleja en la corrupción de un número cada vez mayor de instituciones gubernamentales.
En cuanto a los logros de Calderón, ICG le echa una larga mirada a Juárez, la ciudad fronteriza de Chihuahua que fue la más violenta del país durante la mayor parte del mandato del ex presidente, superando más de 3.000 asesinatos en 2010. Este aumento en la violencia se debe en parte a una batalla de largo rato entre el Cartel de Sinaloa, encabezado por Joaquín "El Chapo" Guzmán, y el Cartel de Juárez por el control de la región fronteriza.
Pero, como ha informado InSight Crime, también se debe a la presencia de cientos de pandillas callejeras locales que trabajaban para los dos carteles y contribuyeron para acelerar la intensidad del conflicto a gran escala. No obstante, desde 2010, la violencia ha caído drásticamente. Los homicidios en octubre de 2012 eran casi un 90 por ciento más bajos que la cifra correspondiente a los dos años anteriores, haciendo de Juárez uno de los éxitos innegables de México.
Determinar las fuentes de la mejora ha resultado más complicado que explicar las causas de la violencia, aunque el informe del ICG menciona un puñado pequeño. Uno de ellos es la detención de los comandantes locales particularmente violentos, como José Antonio Acosta y Noel Salgueiro, quienes había mandado escuadrones de la muerte responsables de cientos, si no miles, de muertos desde que comenzó la guerra en 2008. Otra explicación es que Guzmán, simplemente, ha ganado la lucha, y las fuerzas leales al Cartel de Juárez han perdido la capacidad para seguir luchando.
El ICG resalta algunos aspectos de las políticas de Calderón que pudieron haber ayudado a aliviar el derramamiento de sangre en Ciudad Juárez. En primer lugar, los programas sociales de Todos Somos Juárez (que comenzaron en 2010, respaldados por el gobierno de Calderón), inundaron la ciudad con dinero federal, dando recursos sustanciales a la juventud en riesgo para ayudarlos a evitar la tentación de entrar a las pandillas callejeras. En segundo lugar, la policía local, bajo la dirección del nuevo jefe, Julián Leyzaola, asumió un papel mucho más destacado y ha sido agresiva en la ejecución de algo así como una política de tolerancia cero hacia la delincuencia común. Esto no ha sido libre de tener efectos secundarios - el número de residentes que han pasado por las cárceles de la ciudad se ha disparado, y ha habido acusaciones de abuso por parte de la policía local - pero la dirección de Leyzaola ha coincidido casi exactamente con la disminución en los homicidios.