Altos funcionarios de Colombia han reconocido un fenómeno que se ha vuelto cada vez más evidente para los observadores del proceso de paz con las FARC: que los grupos criminales están tomando el control de zonas abandonadas por la guerrilla.
“Hemos visto cómo en diferentes zonas del país los grupos armados ilegales están queriendo llenar los espacios que las FARC han venido dejando en su movilización hacia los puntos a donde se están concentrando”, dijo el presidente colombiano Juan Manuel Santos el 19 de noviembre.
Días antes, Todd Howland, representante de Colombia para la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), expresó la misma preocupación.
“Estamos observando en terreno que hay muchos grupos criminales neo-paramilitares que están entrando de varias partes del país”, dijo Howland en una conferencia de prensa.
Explicó que detrás de esta incursión está el cese al fuego del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con las fuerzas colombianas y su traslado a las zonas de “preconcentración”, donde esperarán que se implemente oficialmente el acuerdo final de paz con el gobierno colombiano, informó El Espectador.
“Las FARC están agrupándose y están dejando vacíos de poder sin que se hayan transformado las economías ilícitas”, agregó Howland.
El jefe de la misión de paz de la Organización de Estados Americanos en Colombia, Roberto Menéndez, le dijo además a El Tiempo que los grupos criminales conocidos como “Bacrim” (bandas criminales) y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) estaban ganando terreno en algunas áreas tradicionalmente controladas por las FARC.
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Santos y los representantes internacionales reiteraron la urgencia de implementar un acuerdo de paz tan pronto como sea posible. Después de que un acuerdo inicial fue rechazado con un estrecho margen mediante voto popular a principios de octubre, se llegó a un nuevo acuerdo con la guerrilla de las FARC, pero éste todavía debe recibir la aprobación legal antes de que pueda entrar en efecto.
“Los acuerdos también fueron concebidos para detener la entrada de estos grupos”, comentó Howland.
Análisis de InSight Crime
Siempre ha habido un alto riesgo de que el crimen en Colombia se reactive de manera violenta una vez se retire la guerrilla de las FARC, la cual tiene fuertes vínculos con el tráfico de drogas ilícitas y participa activamente en el delito de extorsión. Pero el inesperado tropiezo que el proceso de paz ha debido enfrentar puede empeorar las cosas.
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Es cada vez más evidente que los grupos criminales se están expandiendo para absorber las economías ilegales de las FARC, así como su control territorial. (Ver mapa abajo).
Esto se puede apreciar en la ciudad puerto de Tumaco, una importante área de producción de coca. Los Urabeños, ampliamente considerados como la organización criminal más poderosa de Colombia, están fortaleciendo su poder en la ciudad a medida que las facciones de las FARC abandonan el control allí. Además, un grupo criminal que había estado trabajando con las FARC en la región —y al que se ha denominado una milicia de las FARC —recientemente se separó de la organización guerrillera para seguir traficando drogas. Al parecer, el grupo ha establecido una alianza con Los Urabeños. Este podría ser un ejemplo de miembros de las FARC que están formando grupos disidentes para evitar desmovilizarse.
Por otra parte, los turbulentos Llanos Orientales de Colombia —extensas tierras bajas con multitud de facciones guerrilleras y criminales, que además ha sido un centro del tráfico de drogas— también han sido blanco de Los Urabeños, al parecer por órdenes del comandante superior del grupo.
En otras áreas tradicionales de las FARC, varios grupos que ya existían están fortaleciendo su control, lo que ha generado violentos enfrentamientos. Por ejemplo, las FARC, el ELN y Los Urabeños tienen presencia en el municipio de El Bagre, que es rico en oro y coca. Pero una alianza que se había establecido por años entre las FARC y Los Urabeños aparentemente se rompió en 2015. Posteriormente, las FARC y el ELN se unieron para luchar contra la organización criminal. En el departamento del Chocó también se han enfrentado el ELN y Los Urabeños por el control del territorio de las FARC, lo que ha provocado masivos desplazamientos.
Otra dinámica permanente es la alianza entre facciones de ELN y las FARC. En zonas de Antioquia, Chocó y Norte de Santander, se cree que las FARC están entregando combatientes y el control de las economías criminales al ELN. Esto les permitiría a los miembros de las FARC mantener cierto poder local después de la desmovilización, y proporcionaría cierta seguridad en caso de que el proceso de paz con la guerrilla fracasara.
La implementación del nuevo acuerdo de paz tan pronto como sea posible debería mitigar el riesgo de que se reactive la violencia, al poner en marcha iniciativas de desarrollo rural en áreas que dependen en gran medida de actividades como el cultivo de la coca y la minería ilegal. También daría comienzo al proceso de transición a la vida civil por parte de los miembros de las FARC.
Por ahora, sin embargo, las FARC estarán cada vez más tentadas a regresar a sus economías ilegales, y el cese al fuego bilateral se volverá cada vez más frágil.