El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al parecer le ha pedido a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, que levante la prohibición de las fumigaciones aéreas de los cultivos ilegales en Colombia. Una estrategia riesgosa, que ha fracasado anteriormente y que no logra abordar las causas de raíz de la producción de cocaína.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, le dijo al Congreso que Trump habló con Santos acerca de volver a implementar las polémicas fumigaciones aéreas de los cultivos de coca debido al reciente aumento en la producción de cocaína en el país suramericano.
“Le hemos dicho [al gobierno colombiano] que 'tenemos que reiniciar las fumigaciones, tenemos que volver a destruir esos cultivos, que abastecen una buena parte de la cocaína que llega a Estados Unidos'. Y el presidente habló con el presidente Santos directamente", dijo Tillerson durante un testimonio ante el Congreso el pasado 13 de junio, aparentemente refiriéndose a la visita de Santos a Trump en la Casa Blanca, en el mes de mayo.
Las fumigaciones aéreas fueron prohibidas en Colombia en octubre de 2015, dado que se consideró que el herbicida utilizado podría producir cáncer en los seres humanos. Los ministros de Justicia y Posconflicto de Colombia le han dicho a El Tiempo que ese tipo de fumigación no es viable en el país debido a una orden de la Corte Constitucional.
Estados Unidos y Colombia han discutido la posibilidad de usar un herbicida diferente, que tenga menos riesgos para la salud y el medio ambiente; y según El Tiempo, la Policía Nacional de Colombia está en el proceso de encontrar un producto viable.
Los comentarios de Tillerson surgieron a raíz de unas preguntas del senador estadounidense Marco Rubio, quien lo interrogó acerca de lo que él mismo denominó "defectos" en el histórico acuerdo de paz de Colombia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El senador señaló que Colombia "detuvo las erradicaciones aéreas porque [Santos] no quería afectar el acuerdo de paz con las FARC", y agregó que "el acuerdo de paz pertenece a la soberanía de Colombia, pero nuestra [voluntad] de participar y financiarlo depende de las condiciones que nosotros pongamos".
"¿Por qué debe el contribuyente estadounidense pagar un acuerdo que es defectuoso y que podría anular los progresos del Plan Colombia?", preguntó Rubio.
Fragmento del testimonio del secretario Tillerson ante el Congreso el 13 de junio
Análisis de InSight Crime
Los comentarios de Tillerson están relacionados con una gran controversia en las relaciones entre Estados Unidos y Colombia: el país norteamericano ha estado presionando para que se reanuden las fumigaciones incluso desde antes de que Trump asumiera la presidencia, pero los funcionarios estadounidenses no han podido abordar la larga discusión acerca de si la fumigación aérea ha sido una estrategia eficaz para el control de los cultivos de coca en Colombia.
Rubio afirmó, de manera inexacta, que la producción de cocaína ha aumentado "durante el último año y medio", cuando en realidad la producción de coca y cocaína comenzó a aumentar hace unos tres años, antes de que se prohibieran las fumigaciones aéreas. Aunque la erradicación aérea había estado disminuyendo desde ese entonces, las estadísticas anuales no muestran una clara relación causal entre el aumento de la erradicación y la disminución de la coca.
Tendencias de los cultivos de coca, la fumigación aérea y la erradicación manual, 2001-2015 (ONUDD, 2015)
Las causas del continuo cultivo de la coca, como la pobreza, el abandono estatal y la dinámica criminal, quizá influyen más en los altos niveles de cultivo. Algunos factores sí están relacionados con el proceso de paz con las FARC, pues éste ha animado a algunos agricultores a cultivar más coca, dado que esperan tener una mayor ayuda estatal.
Pero el tema de la coca se remonta a mucho antes de los acuerdos de paz. Si bien durante la primera década de este siglo se invirtieron miles de millones de dólares en ayuda estadounidense como parte del “Plan Colombia” para combatir el suministro de la droga, en su mayor parte en ayuda militar de Estados Unidos, no hubo suficiente inversión en programas de desarrollo rural, que hubieran podido alejar a las comunidades más vulnerables del país del cultivo de la coca y ayudarles a insertarse en las economías legales.
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Durante la investigación de campo de InSight Crime en algunas de las regiones más pobres de Colombia y con los más densos cultivos de coca, los cocaleros dijeron repetidamente que seguirán sembrando los cultivos ilegales —que suelen ser su única fuente de ingresos— mientras continúen los conflictos sociales.
"La mayoría de la gente aquí vive de la coca", nos dijo un habitante de la costa Pacífica de Nariño, el departamento que más cocaína produce en el país. "No hay ninguna otra fuente de ingresos […] Aquí hubo operaciones de fumigación como parte del Plan Colombia, pero nunca se redujo el área [de cultivo de coca]".
En otras regiones de Nariño, varios municipios se dividieron entre las zonas donde se adelantaron satisfactoriamente los programas agrícolas y se comenzaron a sembrar cultivos como el limón y el café, y otros donde este tipo de programas fallaron, y la coca seguía siendo predominante. El hecho de que estas áreas habían sido fumigadas anteriormente no fue un factor significativo.
El evidente deseo de Trump de que Colombia reinicie las fumigaciones aéreas ignora los riesgos que conllevan los productos químicos para la salud y el hecho de que dicha práctica destruye indiscriminadamente cultivos legales e ilegales, golpeando aún más a las poblaciones más vulnerables del país. "En las zonas donde hubo fumigaciones aéreas ya no crece nada y además las personas se han enfermado, le dijo un líder indígena a InSight Crime durante un reciente viaje a Putumayo, donde se invirtieron muchos de los recursos del Plan Colombia. "Mi padre murió de cáncer por ese motivo, ¿y quién va a responder por eso?”
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Estas son las poblaciones que el acuerdo de paz pretende sacar de la pobreza. De hecho, el primer capítulo de los acuerdos firmados establece un plan de desarrollo rural integral que busca mejorar los medios de subsistencia de las comunidades pobres. Pero sus ambiciosas metas requieren de una gran cantidad de fondos, muchos de los cuales se espera que provengan de Estados Unidos. Es por eso que es preocupante la posibilidad de que Estados Unidos condicione su financiación a los cambios de las políticas fallidas, sobre todo si se tiene en cuenta que la Casa Blanca recientemente propuso recortar la ayuda a Colombia en un 36 por ciento el próximo año.
Las relaciones entre Estados Unidos y Colombia estan tensas actualmente por otros aspectos difíciles de los acuerdos de paz, como la reciente liberación de un guerrillero que enfrentaba cargos de narcotráfico en Estados Unidos. Dado que hay muchas otras voces que piden levantar la prohibición de las fumigaciones —entre ellas la del fiscal general de Colombia—, el gobierno colombiano siente las presiones de restablecer una política que ha recibido múltiples advertencias.
Adam Isacson, miembro de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), cree que el tema deberá ser abordado por la próxima presidencia.
"La administración Santos no sucumbirá a las presiones, y además dicha administración terminará en catorce meses". Si Colombia elige a un presidente de derecha en el 2018, es probable que se llegue a un acuerdo para las fumigaciones”, le dijo Isacson a InSight Crime.
* Luisa María Acosta, asistente de investigación de InSight Crime, contribuyó a la elaboración de este informe.