El Gobierno de Venezuela ha dejado el control de un inestable estado fronterizo en manos de una polémica figura que se sabe que ha tenido relaciones con grupos armados, una medida con implicaciones estratégicas en un momento en el que las autoridades estadounidenses están ejerciendo mayor presión sobre la administración de Nicolás Maduro.
El 31 de enero, el Gobierno anunció que Freddy Bernal, una figura clave en la administración del presidente Nicolás Maduro, asumiría el papel de "protector" del estado de Táchira, controlado por la oposición, el cual limita con el departamento colombiano de Norte de Santander, informó Runrun.es.
En su nuevo rol, Bernal también dirigirá el estado mayor de seguridad del Táchira y asumirá la responsabilidad de una de las zonas más estratégicamente ubicadas de Venezuela, dado que la frontera es un centro de contrabando y tráfico de drogas. En la zona hay presencia tanto de grupos armados colombianos como de milicias venezolanas, y se ha convertido en el epicentro de una crisis de refugiados, pues una gran cantidad de venezolanos atraviesan la frontera de Táchira buscando huir de la agitación política y las dificultades económicas.
La llegada de Bernal está acompañada por la asignación de responsabilidad en los controles fronterizos a la Policía Nacional Bolivariana (PNB), además de planes para involucrar en labores fronterizas a las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), una polémica unidad policial que ha sido relacionada con violentas represiones y el uso excesivo de la fuerza.
Nos encontramos inspeccionando el próximo Centro Nacional Fronterizo, donde comenzaremos a trabajar de la mano de la Policía Migratoria y las Fuerzas de Acciones Especiales en el estado Táchira#TodosQueremosDialogoYPaz pic.twitter.com/EPfFgmYEWz
— Freddy Bernal (@FreddyBernal) 31 de enero de 2018
Bernal es uno de los actores más poderosos del gobierno de Maduro y además se desempeña como ministro para la agricultura urbana y periurbana, director nacional del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) y comisionado del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Por otro lado, es uno de los funcionarios del Gobierno que aparece en la Lista Clinton (Kingpin List) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por supuestamente suministrar armas a la guerrilla (ya desmovilizada) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La elección de una polémica figura, que es objeto de sanciones por parte de Estados Unidos, probablemente empeorará las tensiones con el Gobierno de Estados Unidos en este momento, en el que el secretario de Estado de dicho país, Rex Tillerson, está terminando su primera gira por Latinoamérica como jefe de la diplomacia de Estados Unidos, en la que el aumento de la presión sobre el régimen de Maduro ha sido parte primordial de su agenda.
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Días antes de su gira, Tillerson había atizado las tensiones al discutir públicamente la posibilidad de un cambio en el régimen militarizado de Venezuela.
Refiriéndose al gobierno venezolano como un "régimen corrupto y hostil", Tillerson encomió a los actores internacionales a tomar medidas dirigidas a aumentar la presión sobre dicha administración.
Al responder a una pregunta sobre el posible papel de Estados Unidos en el cambio de régimen en Venezuela, Tillerson dijo que el gobierno estadounidense no ha abogado por la destitución de Maduro, sino más bien por un retorno a la Constitución. Sin embargo, después planteó el tema de un cambio en el régimen militarista.
"En la historia de Venezuela, y de hecho en la historia en otros países latinoamericanos y suramericanos, muchas veces es el ejército el que se encarga de eso, de que cuando las cosas van tan mal que la cúpula militar se da cuenta de que ya no sirve a los intereses de los ciudadanos, busca una transición pacífica. No sé si este será el caso aquí”, señaló.
Análisis de InSight Crime
Aunque el nombramiento de Bernal ha llevado a su apelativo como "gobernador alternativo" de Táchira, es muy probable que su nuevo cargo no tenga que ver tanto disputar el poder político regional de la oposición, sino más bien con el control social de una región inestable pero de importancia estratégica.
Se sabe que Bernal ha tenido vínculos con actores armados que han utilizado su control sobre las economías criminales para convertirse en importantes actores en la frontera entre Táchira y Norte de Santander.
No solo ha sido un presunto intermediario entre el Gobierno venezolano y la guerrilla colombiana, sino que además es uno de los principales coordinadores de las relaciones entre el Gobierno y los grupos paramilitares "izquierdistas" conocidas como "colectivos".
Aunque las FARC se han desmovilizado, en la región fronteriza todavía hay presencia de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y un remanente criminal del Ejército Popular de Liberación (EPL), los cuales han reclutado recientemente a disidentes de las FARC para sus unidades en Norte de Santander, según lo indican las investigaciones de InSight Crime. Por otra parte, los colectivos se han extendido desde Caracas hasta Táchira, donde supuestamente están coludidos con las fuerzas del Estado para contener violentamente las protestas contra el Gobierno, y han participado en actividades delictivas, como la extorsión.
La influencia de Bernal con los actores armados no se limita solo a los grupos ilegales. Él es además una figura poderosa dentro de la policía nacional, cuyo papel en la región fronteriza aumentará de manera significativa con los nuevos planes.
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Si bien desconocemos cuál es el objetivo exacto del gobierno de Maduro en Táchira, el nombramiento de Bernal en este cargo indica que la administración Maduro busca un operador que pueda mediar entre estos actores, o bien controlarlos, tal vez dirigiendo sus actividades criminales y su influencia territorial, con el posible objetivo de imponer el control social sobre esta problemática región.
Sin embargo, puede haber otro motivo detrás de la presencia de Bernal en la región fronteriza, relacionado con Estados Unidos y la situación política internacional, como quedó insinuado en los comentarios de Tillerson.
Las afirmaciones de Tillerson sobre el ejército y el cambio de régimen se presentaron en la víspera de una gira en la que cuatro de los cinco países visitados se encuentran entre los principales críticos del Gobierno de Venezuela, que claman por el final de la administración de Maduro.
Además, se dieron inmediatamente después de la última reunión para las negociaciones entre el Gobierno y la oposición, las cuales han estado marcadas por el enconado retiro de socios internacionales, así como como por los desencuentros entre las partes, aunque el Gobierno alardea de supuestos avances.
Si bien las afirmaciones de Tillerson pueden ser solo una improvisada respuesta a una pregunta espontánea, también es un indicio que puede hacer pensar que Estados Unidos quizás prefiera distanciarse de lo que afirmó Tillerson sobre un: "retorno a la Constitución" y un "cambio pacífico".
Independiente de que la intervención militar o el apoyo a un golpe de Estado por parte del gobierno de Estados Unidos y sus aliados regionales se perciba como una opción factible, es una posibilidad que muy seguramente la administración Maduro se toma muy en serio y que utilizará como ventaja política, como ya ha sido evidente.