Con un cálculo aproximado de 25.000 muertes violentas durante el año 2014 y 90 muertes violentas reportadas en Caracas en la primera semana de 2015, Venezuela puede ser ahora uno de los países más peligrosos de América, aunque la ausencia de estadísticas oficiales oscurece la verdadera magnitud de la crisis de seguridad.
Según El Nacional, a la morgue de Bello Monte en Caracas llegaron 90 cuerpos durante los primeros seis días del nuevo año. Y la violencia no se ha limitado a la capital venezolana: en el norte del estado de Aragua, los integrantes de una banda perpetraron un ataque durante un funeral, donde mataron a siete personas e hirieron a otras cinco.
Estos asesinatos no auguran nada bueno para Venezuela, donde el gobierno no ha publicado las estadísticas oficiales sobre muertes violentas desde 2005. El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), una ONG conformada por investigadores de siete universidades de todo el país, calcula que el año pasado hubo 24.980 muertes violentas en Venezuela, incluyendo homicidios, asesinatos de policías y muertes con intenciones desconocidas.
Mediante un correo electrónico, el investigador del OVV Alberto Camardiel le dijo a InSight Crime que el observatorio tiene los siguientes cálculos específicos para el año 2014:
- En Venezuela se presentaron 16.549 homicidios —una tasa de homicidios de 54 por cada 100.000 habitantes—.
- La policía tuvo 3.485 bajas —una tasa de 11 por cada 100.000 habitantes—.
- Se presentaron 4.947 muertes sin intención definida —una tasa de cerca de 16 por cada 100.000 habitantes.
Estas cifras no provienen de conteos de cuerpos con base en datos de la policía, certificados de defunción o datos de otras fuentes oficiales, dado que el gobierno venezolano no ofrece esta información al público. Son, por el contrario, las proyecciones del OVV con base en modelos estadísticos que utilizan los últimos datos disponibles, compilados por la agencia de investigaciones policiales, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).
El gobierno aún no ha divulgado su recuento de la tasa de homicidios para el 2014 (como tampoco ha divulgado un estimado sobre el número total de muertes violentas en el país). Sin embargo, el exministro del Interior de Venezuela dijo el año pasado que los homicidios están disminuyendo —y predijo que 2014 cerraría con una tasa de homicidios de entre 32 y 35 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Pero no presentó datos que le permitieran sustentar esta afirmación—.
Aunque esta cifra es significativamente menor que los cálculos del OVV para 2014 (54 por cada 100.000 personas), otro conjunto de datos sugiere que las proyecciones del OVV son bastante razonables para medir la violencia en el país, como se indica en la siguiente tabla.
(Las cifras “oficiales” sobre tasas de homicidios y muertes violentas son tomadas de una presentación hecha en 2012 por Ana María Sanjuan, experta del Woodrow Wilson Center. Según su presentación, los datos fueron compilados por la Universidad Central de Venezuela y se basan en “estadísticas oficiales”. La tasa de muertes violentas presentada aquí sí incluye homicidios, bajas policiales y asesinatos sin intención determinada. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) toma sus estadísticas de aquí. Las estadísticas del OVV miden la tasa de homicidios en Venezuela entre los años 2000 y 2008).
En definitiva, las cifras del OVV provienen de cálculos bien sustentados, cuidadosamente elaborados, que consideran que estas proyecciones son mejores que nada. Venezuela necesita urgentemente más transparencia y datos concretos sobre el actual panorama de violencia en el país; sin embargo, el gobierno ha rechazado las solicitudes de proporcionar dichos datos, pues insiste en que tal información sería distorsionada y manipulada por la oposición política. Ni siquiera el Ministerio de Salud ha actualizado sus registros de muertes desde 2011.
Este panorama se enturbia aún más con las oscuras declaraciones de los funcionarios del gobierno sobre violencia, que usualmente generan más preguntas que respuestas. Por ejemplo, ¿a qué se refería el exministro del Interior cuando afirmó que el año pasado el 76 por ciento de los homicidios de Venezuela involucraron conflictos entre bandas rivales y conflictos entre delincuentes y fuerzas de seguridad? ¿Cómo pueden los funcionarios distinguir estas dos categorías? ¿Se asemeja esto a lo que ocurre en México, donde el gobierno considera que una muerte es un “asesinato vinculado al crimen organizado” dependiendo del calibre del arma encontrada en la escena del crimen?
Una tasa de homicidios estimada en 54 muertes por cada 100.000 habitantes ubica a Venezuela entre los tres países más violentos de Latinoamérica después de El Salvador, que tuvo una tasa de homicidios de 69 por cada 100.000 habitantes en 2014, y Honduras, con una tasa de 66. Teniendo en cuenta la tasa de muertes violentas en Venezuela, este país es el segundo más violento del mundo después de Honduras, según el OVV.
Si Venezuela logra finalmente adoptar la masiva implementación de una policía comunitaria entrenada, que no haga tanto uso de la fuerza excesiva —lo que quizá dé como resultado menos personas muertas en enfrentamientos con la policía— es probable que la violencia se reduzca un poco en 2015. Otra solución realista que Venezuela podría implementar en el corto plazo consistiría en divulgar finalmente sus datos sobre violencia, junto con una explicación detallada de su metodología para reunir las cifras. Aunque esto no modificaría las tasas de violencia, sí significaría que la oposición política ya no podría acusar al gobierno de falta de transparencia, y si en efecto las tasas de homicidio están bajando, definitivamente para el gobierno sería conveniente hacerlo.
Sin embargo, InSight Crime cree que los homicidios van a aumentar durante el año 2015, dado que Venezuela enfrenta un déficit de ingresos debido a la caída de los precios del petróleo y al aumento de la agitación social.