Los secuestros aumentan en toda Colombia, mientras que la administración del presidente Gustavo Petro se prepara para entablar negociaciones de paz con el mayor grupo armado que queda en el país, el Ejército de Liberación Nacional.
En toda Colombia, los secuestros aumentaron un 93% de enero a julio, según los Grupos de Acción Unificada por la Liberta Personal (Gaula) de la Policía colombiana. Este año se han producido 173 casos de secuestro, comparado con los 80 llevados a cabo en el mismo periodo de 2022.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN), que está en conversaciones preliminares de paz con el gobierno, cometió al menos 15 secuestros de este año, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Sin embargo, es posible que los secuestros dirigidos por el ELN sean más, ya que los departamentos con mayor presencia del ELN son los más afectados.
Recientemente, el ELN acaparó los titulares tras secuestrar a una sargento del ejército colombiano y a sus dos hijos en Arauca el 3 de julio. Días después, el grupo secuestró a 19 empleados de una empresa de construcción en Norte de Santander, liberándolos ese mismo día.
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El aumento de los secuestros llega en medio de las discusiones sobre un cese al fuego bilateral entre el ELN y el gobierno colombiano. Ambas partes han acordado poner fin a las operaciones entre sí a partir del 6 de julio, pero la guerrilla no se ha comprometido a poner fin a sus actividades delictivas que afectan a la población civil, como la extorsión y el secuestro, que son importantes fuentes de ingresos para el grupo.
"El tema de la financiación del ELN aún no se ha discutido ni decidido en la mesa de negociaciones", dijo a InSight Crime una investigadora de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), que desea permanecer en el anonimato por razones de seguridad.
Análisis de InSight Crime
Las rentas criminales de los secuestros han sido durante mucho tiempo una de las principales fuentes de ingresos del ELN, pero los secuestros de trabajadores del gobierno y de las fuerzas de seguridad del Estado son audaces demostraciones del poder del ELN en medio de las conversaciones en curso con el gobierno.
Además de la sargento del ejército colombiano, el grupo secuestró a cinco empleados del gobierno municipal de Bolívar en junio y a un oficial de policía en Cauca en mayo. El ELN también ha hecho gala de su fuerza de otras maneras, llevando a cabo una serie de atentados por todo el país con motivo de su 59 aniversario en julio.
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"La fase de negociación es un momento para demostrar fuerza", dijo la investigadora de PARES a InSight Crime. "Aumentar sus acciones violentas pretende impactar en la opinión pública sobre su alcance, dominio, fuerza, para llegar con más fuerza a la mesa de negociación".
Los secuestros también pueden ser una prueba de fuego para el grupo guerrillero, que en el pasado ha visto cómo las facciones independientes interrumpían las conversaciones de paz. El hecho de que los secuestros continúen o cesen podría indicar el grado de cohesión del ELN, sus frentes, comandantes y bases en este último intento de negociación, y determinar las perspectivas reales de paz.
"Sabemos que tener una organización federada significa que hay diferencias significativas en la forma en que el Frente Oriental, el Frente Occidental o el Frente Urbano operan y tienen presencia en sus territorios", dijo la investigadora de PARES.
La disensión de los frentes que continúan con actividades delictivas, como el secuestro, podría poner en peligro todo el proceso de paz. En una rueda de prensa el 5 de julio, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, dijo que un proceso de paz con secuestros no funciona.
El gobierno colombiano se retiró de las anterior mesa de conversación de paz con el ELN después de que el grupo atacara una escuela de formación policial en Bogotá en 2019. El jefe negociador del ELN, Israel Ramírez Pineda, alias "Pablo Beltrán", afirmó que no tenía conocimiento previo del ataque, lo que sugiere que probablemente fue orquestado por un frente rebelde con el objetivo de interrumpir el proceso de paz.