El desvío de armas en custodia de la policía hacia delincuentes y un oficial naval acusado de hacer parte de un escuadrón de sicarios son solo dos nuevos ejemplos de cómo la corrupción en las fuerzas de seguridad de Ecuador se suma a los problemas del país para combatir la violencia.
Pedro Chiriguay Fernández, cabo de la Marina, fue detenido el 26 de mayo cerca de la ciudad portuaria de Guayaquil después de que un funcionario del vecino municipio de Duran fuera abaleado. Un agente de policía de Durán señaló que Chiriguay Fernández, alias "El Gordo", y otros dos dispararon al funcionario en lo que parecería un intento coordinado de robo, como informó el portal de noticias Ecuavisa.
A comienzos de este mes, la Policía Nacional de Ecuador reveló que se robaron 150 pistolas de un depósito de la policía de Guayaquil. El robo se descubrió durante una inspección de rutina al arsenal en julio de 2021. Desde entonces, se han encontrado nueve armas robadas de ese lote en manos de delincuentes.
El ministro del interior Patricio Carrillo escribió en un trino de Twitter que ese episodio revelaba “ausencia de controles y un hurto sistemático por un periodo de tiempo sin adecuada supervisión".
En el 2021 se presentaron otros casos de robo de armas que salpicaron a las fuerzas de seguridad de Ecuador. En noviembre, la policía detuvo a tres miembros activos del ejército, quienes presuntamente hacen parte de una estructura criminal que opera en la provincia de Santo Domingo de Los Tsáchilas, en la frontera entre Ecuador y Colombia. Los soldados están señalados de traficar armas para disidencias de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
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En agosto del año pasado, otro soldado fue detenido por la presunta entrega de armas a un grupo criminal local. Un mes antes, las autoridades detuvieron a un hombre en el centro de Ecuador después de que lo sorprendieran transportando granadas y morteros de propiedad del Ejército.
Análisis de InSight Crime
Envuelto en una ola de violencia sin precedentes, Ecuador parece también estar llevando la corrupción en las fuerzas de seguridad y el tráfico de armas a nuevos niveles por causa de la afluencia de dinero de la droga.
Ecuador ya ha registrado robos de armas de las fuerzas de seguridad. Según un informe divulgado por la Fiscalía General de Ecuador en 2015, las armas robadas de arsenales oficiales son una de las principales fuentes de tráfico de armas en el país.
Los recientes robos de armas solo son posibles por la corrupción en las filas de las fuerzas de seguridad del país y ponen de relieve la falta de mecanismos vigentes para proteger las armas de fuego. De hecho, en marzo de este año, el exministro de defensa de Ecuador, Luis Hernández, declaró a Primicias que se sospechaba que varios elementos del Ejército y la Policía estuvieran involucrados en el robo de municiones. InSight Crime contactó a la Policía Nacional y al Ejército ecuatorianos para conocer sus comentarios, pero no recibió respuesta.
En diciembre de 2021, el embajador estadounidense en Ecuador, Michael Fitzpatrick, le expresó a Primicias su preocupación por los “narcogenerales” y la “penetración del narcotráfico en Ecuador y sus fuerzas de seguridad”.
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El auge del narcotráfico en Ecuador también ha contribuido a la violencia tras alcanzar un techo histórico. En 2021, la tasa de homicidios en el país creció con mayor velocidad que cualquier otro país de la región. Esta tendencia se mantiene en lo corrido de 2022.
Ecuador es también corredor regional de tráfico de armas, y muchas fluyen por las porosas fronteras de ese país con Colombia hacia los grupos criminales de ese país.
Las autoridades afirman que facciones disidentes de las FARC, como las columnas Dagoberto Ramos, Carlos Patiño y Óliver Sinisterra, pueden estar recibiendo armas desde Ecuador. Las fuerzas de seguridad pública de Ecuador han sido vinculadas a estas actividades en el pasado. En 2018, siete miembros del Ejército de Ecuador fueron acusados de vender municiones, armas y explosivos al Frente Óliver Sinisterra.