Un misterioso escuadrón de justicieros que opera en la frontera entre Brasil y Paraguay está matando a supuestos ladrones y dejando notas junto a sus cuerpos mutilados, un macabro mensaje incluso en una región sumida en la violencia del narcotráfico.
En la noche del 1 de agosto, dos hermanos brasileños fueron asesinados a tiros en la frontera entre el municipio brasileño de Ponta Porã, en el estado de Mato Grosso do Sul, y la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, en el departamento de Amambay, según informó G1 Globo.
Según el medio brasileño, esta es la sexta ejecución en la zona en menos de una semana. Y al igual que en los asesinatos anteriores, en el lugar de los hechos dejaron 30 balas usadas y una nota firmada por los “Justicieros de la Frontera” (Justiceiros da Fronteira), que dice que “no se aceptarán más robos en la región”.
VEA TAMBIÉN: La volátil dinámica criminal en las fronteras de Brasil
Estas muertes elevan a 53 el número de personas asesinadas en el lado brasileño de la frontera durante los primeros seis meses de este año, un aumento del 30 por ciento con respecto a las 39 personas asesinadas entre enero y julio de 2020, según un informe de la Secretaría Estatal de Justicia y Seguridad Pública (SEJUSP), al cual tuvo acceso la prensa brasileña.
Por otra parte, 34 personas han muerto a manos de pistoleros en el lado paraguayo de la frontera, y otros 21 asesinatos aún están siendo investigados, según informó G1 Globo con base en datos de la policía paraguaya.
“[Las ejecuciones se deben a] los reveses que ha sufrido el narcotráfico con el aumento de las incautaciones. En los primeros siete meses de 2021 se incautaron más de 480 toneladas de estupefacientes. [Por lo tanto], algunos narcotraficantes buscan reponer sus recursos robándoles a otros traficantes”, afirma Antonio Carlos Videira, secretario de Justicia y Seguridad Pública de Mato Grosso do Sul.
Análisis de InSight Crime
Si bien los Justicieros de la Frontera han hecho apariciones previamente en la región fronteriza entre Brasil y Paraguay, la pregunta sigue siendo: ¿Quién es exactamente este desconocido grupo?
Los Justicieros de la Frontera surgieron en la década de 2010 como respuesta al aumento de los robos y atracos. Sin embargo, el grupo se mantuvo inactivo durante varios años. Luego, en mayo de 2018, un joven paraguayo residente en la frontera fue secuestrado y asesinado. Le cortaron las manos, que es como el grupo castiga a los ladrones. La nota que dejaron cerca de su cuerpo terminaba con una palabra: “volvimos”.
Desde entonces, el escuadrón de la muerte ha asesinado esporádicamente a supuestos ladrones de poca monta a ambos lados de la frontera. Su modus operandi siempre ha sido el mismo: matan a sus víctimas y dejan una nota junto a los cuerpos.
VEA TAMBIÉN: ¿Está la guerra de pandillas en Brasil detrás de violencia reciente en Paraguay?
Autoproclamándose como protectores de los habitantes, el grupo parece una versión más violenta de las milicias urbanas de extrema derecha de Brasil. Los mensajes junto a los cadáveres también recuerdan a los grupos de autodefensa de México que durante mucho tiempo han buscado contrarrestar las olas de violencia generadas por el tráfico de drogas. Si bien los informes de los medios de comunicación indican que los Justicieros de la Frontera se formaron por la misma razón, llama la atención que no han atacado a ningún narcotraficante conocido.
Una teoría considerada recientemente por la policía brasileña es que la violencia en la frontera tiene poco que ver con conflictos entre pandillas o con robos de drogas. Por el contrario, los asesinatos se deben a que los Justicieros de la Frontera trabajan con la pandilla más poderosa de la región, el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), un grupo de Brasil.
La zona fronteriza entre Ponta Porã y Pedro Juan Caballero, disputada por ser una importante ruta de tráfico, es actualmente un bastión indiscutible del PCC. Los miembros de esta pandilla ejercen además un fuerte control social sobre los habitantes de la región, y se sabe que atacan a quienes se les interponen en el camino. Por eso es poco probable que el escuadrón de la muerte pueda operar sin el conocimiento de la pandilla o sin su aprobación tácita.