La condena de un notorio jefe en el proceso más grande que se haya seguido contra las pandillas en Jamaica es un triunfo para la legislación antipandillas del país. Pero la caída del grupo no ha llevado la paz a las zonas que aterrorizaba.

Andre Bryan, alias «Blackman», fue declarado culpable el 7 de marzo de liderar la pandilla One Don, una ramificación de Klansman, pandilla que opera en la parroquia St. Catherine, al oeste de la capital, Kingston. En una etapa previa del proceso, iniciado en septiembre de 2021, Blackman fue declarado culpable de determinar varios homicidios ocurridos en 2017 y 2018.

La condena de otros 14 acusados por pertenecer a la pandilla hizo de este juicio el caso más exitoso de Jamaica contra las pandillas desde la implementación de la Ley de Justicia Criminal antipandillas, en 2014.

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Once procesados más fueron exonerados del cargo de pertenencia a pandillas, mientras que solo 26 de los 33 indiciados iniciales llegaron a la etapa final de determinación de la sentencia. Los cargos fueron retirados por falta de evidencia y uno de los acusados murió de un disparo en la cabeza mientras estaba en libertad bajo fianza.

Análisis de InSight Crime

La condena de los pandilleros de One Don demuestra la eficacia de la legislación contra las pandillas en Jamaica, pero la competencia por los vacíos de poder por la caída del grupo muestra, una vez más, que la desaparición de los cabecillas puede provocar violentas ramificaciones.

Desde 2014 hasta 2019, la legislación antipandillas de Jamaica solo produjo dos condenas. En un proceso en 2020, un líder pandillero fue condenado mientras que otros 15 acusados, entre ellos un agente de policía, fueron absueltos después de que se encontraran deficiencias en la declaración de un testigo.

Pero en 2021, las enmiendas a la legislación ampliaron la definición de participación en pandillas, lo que permitió a las autoridades acusar a quienes facilitan la actividad de las pandillas y colaboran con ellas, no solo a los perpetradores del delito de pandillerismo. También añadió protecciones adicionales para los testigos, cobijando allí a los expandilleros, lo que le dio gran fuerza a la ley.

Un agente de la policía de Jamaica (Jamaica Constabulary Force, JCF), quien habló con InSight Crime bajo condición de anonimato, dijo que las enmiendas supusieron una grandísima diferencia en la protección de los testigos en el caso.

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«Aprendimos de nuestros errores en los anteriores casos de pandillas», le comentó a InSight Crime. «Nos dimos cuenta de la necesidad de tener personas dentro [de la pandilla] que pudieran rendir testimonio de la actividad criminal en el grupo. Jamaica es un país pequeño por lo que es más difícil que un agente encubierto se infiltre en las pandillas. Estas conocen la gente, vienen de las comunidades».

«Es una gran victoria para las autoridades», añadió. «Creo que hacia el futuro, esto envía a las pandillas el mensaje de que pudimos atraparlos usando esta legislación».

Pero por fuera de la corte, la actividad de las pandillas sigue desarrollándose sin impedimentos. De hecho, el agente de la JCF señaló que la captura de Blackman y de otros pandilleros de One Don en 2018 había llevado a la formación de otros grupos disidentes. La pandilla One Don surgió de una disputa interna dentro de la gran pandilla Klansman.

Los homicidios han arreciado en la parroquia de St. Catherine desde la captura de Blackman y los pandilleros en 2018. Ese año, la parroquia registró 194 homicidios. En 2021, esa cifra creció a 231. Y en 2022, los homicidios aumentaron de nuevo hasta 258. En el distrito norte de St. Catherine, los homicidios tuvieron un salto de cerca del 50% el año pasado, con 145, la segunda mayor cifra entre los 19 distritos de Jamaica.

Este repunte de la violencia repite los hechos que siguieron a la caída de Shower Posse, la organización criminal más importante, a comienzos de la pasada década.

Los homicidios tuvieron una caída importante después de que la policía desarticuló la Shower Posse y detuvo a su líder Christopher «Dudus» Coke.

Pero pronto surgieron facciones disidentes en todo el país, que llevaron a una proliferación de pandillas sin la sofisticación e influencia transnacional de la Shower Posse, pero con mayor disposición a recurrir a la violencia a nivel local. Mientras que la JCF registró 191 pandillas en 2010, ese número se ha más que duplicado una década después.

Anthony Clayton, experto en seguridad y profesor de la Universidad de las Indias Occidentales de Jamaica, reconoció la importancia del caso Klansman y de las enmiendas hechas en 2021 a la legislación antipandillas de Jamaica, pero advirtió que las pandillas se han recuperado de golpes antes.

«Las sentencias que se están dictando desarticularán en gran medida una de las pandillas más despiadadas de Jamaica», le dijo a InSight Crime. «Los juicios probablemente tendrán un efecto disuasor sobre la actividad pandillera, pero es seguro que eso solo será temporal. Las pandillas han sufrido contratiempos antes. Ellas evolucionan, aprenden y se regeneran».