En Jamaica se roban las lámparas del alumbrado público no bien se instala una nueva, un obstáculo a los intentos del gobierno por iluminar zonas azotadas por la delincuencia.
Se han robado 525 lámparas de alumbrado de las calles en los primeros cinco meses de 2021, según un informe reciente de la Empresa de Servicios Públicos de Jamaica. El robo de alumbrado público era más común en los sectores de Montego Bay y Portmore, que, según el Departamento de Estado estadounidense, exhiben unos de los índices más elevados de crímenes violentos.
La empresa de energía reveló en 2019 que los robos afectaban sus inversiones en alumbrado público. Ese año la empresa comenzó a instalar nuevas luminarias LED ahorradoras de energía, que pueden mostrar cuál fue la última vez que estuvieron en operación.
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No tardaron en robarse las luces LED en las poblaciones de Moneague y Claremont, en St. Ann, la parroquia más grande de Jamaica, al norte de la isla.
“Los ladrones se enteraron y encontraron la forma de robar el dispositivo sin que se afectara el rastreador”, comentó un representante de la gerencia de JPS en una reunión con el gobierno de St. Ann.
Análisis de InSight Crime
Si bien el gobierno jamaiquino no ha ofrecido ninguna explicación sobre los robos, los funcionarios especulan que los criminales pretenden destruir las luces de las calles, pues, según lo demostrado en otros países, reducen la violencia.
Un estudio de 2017, realizado en Brasil, halló que la ampliación del alumbrado público en el noreste del país, que era un hervidero de violencia, redujo sustancialmente los homicidios.
Aun un ligero aumento en la iluminación puede reducir los delitos callejeros, según un estudio amplio, realizado en la capital chilena de Santiago, en el que se mostró una caída de 20 por ciento en los delitos con solo una hora más de luz diurna.
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El ministro del interior de Jamaica, Desmond McKenzie, planteó inicialmente en 2017 que los criminales eran los responsables de la destrucción de las luminarias públicas y urgió a los residentes de Westmoreland en el oeste de Jamaica a protegerlas de quienes querían crear una capa de oscuridad para esconder sus actividades ilegales. En 2019, McKenzie pidió acciones contundentes para responder a los robos del alumbrado público.
Ese mismo año, un concejal de Mandeville, población del centro de Jamaica, se refirió indignado al robo de las lámparas públicas recién instaladas, y dijo que su robo de los postes de concreto indicaba la participación de una cuadrilla especializada.
“Si un hombre puede trepar un poste de madera, es difícil que trepe un poste de concreto”, observó.
Pero es más probable que muchas de estas lámparas, o partes de estas, fueron tomadas para ser vendidas como chatarra. Jamaica ha luchado con esto en el pasado. En 2011, el país prohibió temporalmente la exportación de chatarra después de que los ladrones causaran aproximadamente 1.000 millones de dólares en daños en tres años a lámparas, así como líneas ferroviarias, tuberías de agua, líneas telefónicas, puentes, señales de tráfico y otros tipos de infraestructura.
En agosto de 2020, Jamaica aprobó el Consenso Nacional del Crimen, un proyecto de ley para la reducción de delitos, que demandó un “acercamiento más cohesivo a la renovación comunitaria y la planificación urbana”, e hizo énfasis en la necesidad de que la empresa de energía reparara y reemplazara las luminarias de las calles dañadas o robadas.