Funcionarios de salud cubanos han hecho advertencias sobre ciertos medicamentos que al parecer han llegado de contrabando desde Haití, pues han surgido informes de efectos secundarios adversos en un momento en que los habitantes de la isla recurren cada vez más al mercado negro por la pandemia de COVID-19.

El 31 de enero, un informe del medio estatal Juventud Rebelde señalaba que varios habitantes de la ciudad de Holguín y sus alrededores, al oriente del país, habían experimentado graves reacciones después de tomar lo que creían que eran medicamentos contra la ansiedad, clordiasepóxido y nitrazepan adquiridos en el mercado negro.

Después de un examen clínico, Deisy Guerrero, funcionaria de salud estatal, concluyó que las píldoras no correspondían al nombre impreso en el envase y advirtió que no se debía tomar medicamentos procedentes del extranjero que no han sido certificados en Cuba.

El 20 de octubre, medios de comunicación estatales informaron que en las farmacias de Holguín se han impuesto restricciones más estrictas a los productos farmacéuticos, incluido el clordiazepóxido, debido a los temores de que su «uso irracional condicione sobreconsumos e ilegalidades».

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Según declaraciones de quienes habían sufrido efectos secundarios adversos, los vendedores les dijeron que las píldoras provenían de Haití, aunque Juventud Rebelde indicó que la forma exacta en que entraron al país continúa siendo confusa.

En 2018, la emisora Radio Televisión Martí, ubicada en Miami, declaró que, para los pocos cubanos que pueden permitirse ir al extranjero, Haití se ha convertido en una de las rutas más baratas y fáciles para importar productos para la salud, como medicamentos, vitaminas, anestésicos y Botox, que luego son vendidos en el mercado negro.

Desde que se abrieron las fronteras de Cuba el 12 de octubre, los vuelos entre Holguín y Haití se han reanudado, aunque todavía se desconoce cómo las denominadas «mulas» lograron conseguir este medicamento y pasar los estrictos filtros de aduanas del aeropuerto, ya que la importación de estos productos está prohibida en Cuba.

Durante la pandemia, tanto medicamentos como equipos médicos se han vuelto más comunes en el mercado negro cubano, pues no hay medicamentos disponibles para su compra. En junio de 2020 se registró el desabastecimiento de 116 medicamentos oficiales en la isla, según Diario de Cuba.

Análisis de InSight Crime

El gobierno cubano ha tratado de impedir el crecimiento del mercado negro, incluso reprimiendo a los revendedores que compran productos en tiendas comunes para luego venderlas a precios más altos.

Si bien un paquete de reformas que se implementaron recientemente ha llevado al aumento de los salarios de los empleados públicos y los jubilados, también ha aumentado el precio de los bienes básicos, incluidos los medicamentos, lo que probablemente llevará a que millones de cubanos recurran cada vez más al mercado negro. Habrá que esperar bastante tiempo para que se sienta el impacto de la expansión del sector privado anunciada en febrero de 2021, y es poco probable que este hecho alivie pronto esta apremiante necesidad de productos de todo tipo.

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La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que empeorar la situación, ya que los fabricantes estatales no cuentan con las materias primas importadas que se necesitan para producir medicamentos, y la escasez de petróleo dificulta el transporte de suministros hasta hospitales y farmacias. Peor aún, las sanciones impuestas por el expresidente estadounidense Donald Trump impidieron que a la isla llegaran las ayudas médicas necesarias para hacer frente a la pandemia.

Como respuesta a la escasez, y dada la prevalencia de medicinas en el mercado negro, los funcionarios de salud han asumido un enfoque poco convencional, pidiéndoles a los cubanos que recurran a remedios naturales.