Solo 26 por ciento de los sentenciados por homicidio en El Salvador en 2015 eran pandilleros, según nuevas estadísticas que contradicen la versión del gobierno sobre los motores de la violencia en el país.
Según cifras del Ministerio Público obtenidas por EFE, un total de 739 personas fueron condenadas por homicidio en 2015, 650 de ellas por homicidio agravado. De ellas, 193, fueron reconocidas como pandilleros, y 172 recibieron penas por homicidio agravado.
En total, 10.792 personas fueron sentenciadas en el transcurso de 2015; entre ellas 2.561 pertenecían a las pandillas, lo que equivale a menos de 24 por ciento del total. De estas, 1.433 hacían parte de la Mara Salvatrucha (MS13), 1.085, de Barrio 18, 25, de Mirada Loca, 12, de La Máquina, y seis, de Mao Mao.
Análisis de InSight Crime
La violencia en El Salvador alcanzó picos brutales en el último año, y convirtió el país en el más violento del hemisferio occidental. El gobierno ha sostenido que gran parte de esta violencia se debe a la violencia entre pandillas, y los funcionarios insisten en que la gran mayoría de los homicidas y de las víctimas pertenecen a las filas de la MS13, Barrio 18 o de otras pandillas callejeras.
Pero las cifras del Ministerio Público parecieran contradecir esta aseveración pues indican que los pandilleros son responsables de menos violencia de la que el gobierno afirma.
Es obvio que hay otros factores en juego que podrían explicar la discrepancia, entre los que se destacan el exorbitante índice de impunidad en El Salvador. La mayor parte de los casos de homicidio no acaba en sentencia, por lo cual sus perpetradores quedan por fuera de estas cifras.
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Sin embargo, no es la primera vez que las estadísticas de homicidios contradicen la versión del gobierno. Cifras divulgadas por la policía a finales de 2015 indicaban que de las 8.150 víctimas de homicidio desde comienzos de 2014 hasta mediados de septiembre de 2015, sólo 32 por ciento tenían vínculos demostrados con las pandillas.
Es probable que estas series de datos no ofrezcan una imagen completa del alcance de las pandillas en la violencia de El Salvador. Sin embargo, indican que el discurso del gobierno sobre la crisis de seguridad es, por lo menos, una sobresimplificación de una situación extremadamente turbia y compleja.