Un tribunal estadounidense ha condenado a un narcotraficante colombiano varios años después de que negociara su regreso a la vida criminal en Colombia —un caso que pone de relieve las debilidades del sistema judicial de ambos países—.
Maximiliano Bonilla Orozco, alias “Valenciano”, uno de los antiguos líderes de la organización criminal Oficina de Envigado, fue condenado a 20 años de prisión por cargos de narcotráfico, informó Reuters.
El fallo de un tribunal de Nueva York se produce ocho años después de los primeros contactos que el acusado tuvo con las autoridades estadounidenses con respecto a sus cargos criminales, y cinco años después de que fuera detenido y extraditado.
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Según El Colombiano, la duración de su condena se debió en parte al hecho de que él logró engañar al sistema judicial de Estados Unidos varios años atrás. En 2008, Bonilla fue acusado por las autoridades estadounidenses y discretamente negoció una declaración de culpabilidad a cambio de una reducción en su condena.
“Cuando él llegó con su abogado, nos ofreció a toda la organización de ‘Los Zetas’ de México”, dijo la fiscal Bonnie Klapper, según El Colombiano. Klapper fue la responsable de cerrar el acuerdo con Bonilla.
“Con esa información, decidimos que valía la pena dejarlo salir, pues podía entregarnos a los jefes de ese cartel”.
Sin embargo, cuando Bonilla regresó a Colombia, continuó sus actividades en el comercio transnacional de cocaína.
Después de que su mentor, el líder de la Oficina de Envigado Diego Murillo, alias “Don Berna”, fue extraditado a Estados Unidos en 2008, en Medellín se desató una cruenta batalla por su sucesión. Una facción estuvo presidida por Bonilla, quien se había hecho al control de las actividades de narcotráfico de la Oficina, y la otra por Erickson Vargas Cárdenas, alias “Sebastián”, quien tenía más influencia sobre las bandas callejeras de la ciudad.
Una persecución internacional de Bonilla lo obligó a huir a Venezuela, y entonces Vargas pudo asumir el control de la organización. Bonilla, por cuya cabeza se ofrecía una recompensa de US$5 millones, fue detenido en Venezuela en noviembre de 2011.
Según los investigadores de Estados Unidos, en 2008 Bonilla era considerado uno de los principales traficantes de cocaína del mundo, transportando drogas de la costa Atlántica colombiana para diversos grupos armados ilegales, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de Colombia, y Los Zetas, de México.
A pesar de su trayectoria criminal, según El Colombiano las autoridades colombianas sólo han abierto un caso contra Bonilla, por concierto para delinquir.
Análisis de InSight Crime
El caso de Bonilla pone al descubierto fallas de larga data en los sistemas judiciales de Colombia y Estados Unidos. La forma como el narcotraficante manipuló a las autoridades estadounidenses ilustra la cambiante relación entre la justicia de Estados Unidos y quienes son requeridos por la justicia: mientras que antes le temían, ahora los criminales consideran que someterse a Estados Unidos es su mejor opción. En los últimos años, los criminales colombianos han canjeado el enjuiciamiento en su país por una casi impunidad en Estados Unidos. Además de llamativos tratos que les permiten obtener penas sorprendentemente indulgentes, a los acusados y sus familias también se les ha permitido permanecer en territorio estadounidense una vez cumplida su condena.
Así mismo, el hecho de que las autoridades colombianas al parecer no han levantado casos criminales contra Bonilla a pesar de sus décadas de actividad en el hampa indica la constante debilidad del sistema judicial del país y su dependencia de las instituciones estadounidenses.
La salida de Bonilla de Colombia también ha marcado un cambio clave en la escena del crimen local.
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Después de la guerra fratricida y del arresto de sus líderes, la fragmentación de la Oficina era irreversible. Hoy en día, la organización funciona como un sistema mucho más horizontal que años anteriores. Numerosos jefes de la Oficina han sido capturados, lo que ha llevado a que los capos de la droga como Don Berna sean un tema del pasado.