Los cuerpos de los tres activistas que desaparecieron la semana pasada, fueron hallados al lado de una carretera en el estado de Guerrero, siendo éstas las más recientes víctimas de la llamada "crisis" de las desapariciones en México.
Entre los muertos estaba Arturo Hernández Cardona, el secretario de derechos humanos y líder local del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y un líder de la Unión Campesina Emiliano Zapata. Las otras dos víctimas también eran miembros del PRD, según Proceso.
Los tres estaban entre los ocho activistas que desaparecieron después de una protesta el 30 de mayo, en apoyo a los agricultores locales, informó Animal Político y la BBC. El Gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero dijo que ninguna línea de investigación se puede descartar en la investigación de su desaparición y asesinato.
Dos cuerpos tenían heridas de bala, mientras que el otro parecía haber sido golpeado hasta morir, dijo la BBC.
El activista de la oposición, David Molina Francisco, dijo a El Universal que tenía información que indicaba que los otros cinco activistas secuestrados habían logrado escapar, aunque no identificó a los autores del secuestro.
Análisis de InSight Crime
El incidente de Guerrero es un inquietante recordatorio de la magnitud del problema de las desapariciones en México, junto con un caso reciente en Ciudad de México en el que 11 personas desaparecieron afuera de un club nocturno. Unas 26.000 personas han sido reportadas como desaparecidas en los últimos seis años, y los defensores de Derechos Humanos, los periodistas y los profesores, han estado entre los blancos. Si bien se desconoce el paradero da la gran mayoría de los desaparecidos, los cuerpos encontrados al lado de una carretera - o en un río, o colgados de puentes, o descubiertos en fosas comunes - son un recordatorio público del destino que probablemente les espera.
El gobierno de Peña Nieto ha prometido tomar medidas en contra de lo que la organización no gubernamental de Estados Unidos, Human Rights Watch, ha llamado "la crisis más grave de desaparición forzada en Latinoamérica durante décadas", en un informe que documenta la amplia participación de los agentes estatales en las “desapariciones” de civiles.
Como era de esperar, las estadísticas oficiales no dejan claro cuántos casos de desaparición en México se cree que están relacionados con el crimen organizado. Una de las preocupaciones es que muchos de los desaparecidos podrían haber sido víctimas por su actividad política, o bien, fueron blancos aleatorios.