Un expolicía en el estado de Veracruz, México, ha confesado el asesinato de un periodista por órdenes de un alcalde local, lo cual, de ser cierto, se sumaría a una lista creciente de descarados actos de corrupción a nivel municipal.
El 25 de enero, el procurador de Veracruz anunció que el expolicía Clemente Noé Rodríguez Martínez había admitido cometer el asesinato del periodista Moisés Sánchez por órdenes de Martín López Meneses, subdirector de la policía municipal de la ciudad de Medellín de Bravo, informó Milenio. Supuestamente, Omar Cruz, el alcalde de la ciudad, le dio instrucciones a Meneses para llevar a cabo el asesinato.
Las autoridades encontraron el cuerpo de Sánchez —quien fue sacado de su casa por un grupo de hombres armados a principios de enero— el 24 de enero. Según Rodríguez, el cuerpo de Sánchez fue decapitado y mutilado antes de ser arrojado a una fosa, informó Associated Press.
Familiares de Sánchez dijeron a Associated Press que el periodista había recibido amenazas por sus reportajes sobre corrupción gubernamental y violencia en la zona.
Rodríguez identificó a otros cinco expolicías, que dijo estaban involucrados en el asesinato. Cruz se encuentra actualmente bajo investigación por sus presuntos vínculos con el caso.
Análisis de InSight Crime
El presunto asesinato de un periodista por órdenes de un alcalde local llega en un momento inoportuno para el gobierno mexicano, que actualmente se enfrenta a un creciente escepticismo sobre la versión oficial de la desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero en septiembre pasado. Un informe de investigación encontró que los funcionarios pudieron haber utilizado la tortura para obtener testimonios de los presuntos autores de la masacre, mientras que nueva evidencia forense refuta la versión oficial de lo que habría sucedido con los cuerpos de los estudiantes.
El caso de los estudiantes desaparecidos ha recibido considerable atención nacional e internacional, en parte debido a la presunta participación de un alcalde local y agentes de la policía, pero el asesinato de Sánchez es un recordatorio de que la corrupción entre los funcionarios del gobierno municipal se ha extendido por todo México. En el último año, varios alcaldes en el turbulento estado de Michoacán han sido relacionados con el grupo criminal de los Caballeros Templarios. Un alto funcionario mexicano declaró recientemente que tres de cada cuatro municipios del país eran susceptibles a la penetración del crimen organizado.
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El caso de Sánchez también destaca los riesgos a los que se enfrentan los periodistas que informan sobre corrupción y crimen, tanto en Veracruz como en el resto del país. El asesinato de Sánchez marca la undécima muerte de periodistas en Veracruz desde diciembre de 2010; México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en Latinoamérica.