Un reciente informe de Amnistía Internacional hace una crítica a las fuertes tácticas policiales de mano dura en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, lo cual vuelve a poner en tela de juicio un tema de vieja data en el país.
El informe de Amnistía Internacional (AI) "Mataste a mi hijo: homicidios cometidos por la Policía Militar en la ciudad de Río de Janeiro" - pdf) señala que la policía militar de Río de Janeiro usa habitualmente la fuerza excesiva durante las operaciones de seguridad en las favelas de la ciudad y comete asesinatos extrajudiciales con frecuencia.
Entre 2005 y 2014, AI documentó 8.466 casos registrados de homicidios cometidos por la policía en el estado de Río de Janeiro. De estos, 5.132 ocurrieron en la ciudad de Río de Janeiro, donde el número de homicidios perpetrados por la policía representa casi el 16 por ciento de todos los asesinatos en el año 2014.
Según AI, los homicidios policiales son usualmente clasificados como asesinatos "de resistencia". Esto lleva a que se culpe a las víctimas y se absuelva de la responsabilidad a los oficiales. De las 220 investigaciones de homicidios policiales que se abrieron en 2011 en la ciudad de Río, AI informa que, después de cuatro años, solamente un caso terminó en cargos contra un oficial de policía.
AI también ha encontrado evidencia que sugiere que la policía suele alterar las escenas de los crímenes, ya sea poniendo evidencias o levantando cuerpos sin la debida diligencia.
De los 1.275 homicidios cometidos por policías en servicio entre 2010 y 2013, el 99,5 por ciento de las víctimas eran hombres, 79 por ciento eran negros, y el 75 por ciento tenían entre 15 y 29 años de edad.
Análisis de InSight Crime
La reciente investigación de AI documenta nuevamente el problema de la violencia policial en Brasil —una tendencia que se ha presentado ya durante algún tiempo en las ciudades de São Paulo y Río de Janeiro—.
En Río de Janeiro, las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), destinadas a reprimir la actividad criminal y restaurar la seguridad comunitaria— fueron implementadas en las favelas de la ciudad a partir de 2008. Si bien ello inicialmente permitió una disminución en los homicidios relacionados con la policía, los mismos comenzaron a aumentar en años recientes.
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El uso de la fuerza excesiva por parte de la policía es en parte generado por una cultura de la violencia, la cual es promovida por los violentos entrenamientos de los policías y por la deshumanización de los delincuentes; además, los agentes saben que enfrentarán poca supervisión judicial.
Por eso los esfuerzos para mitigar el problema de la violencia policial deben centrarse en reducir la impunidad de los agentes implicados en el uso excesivo de la fuerza, así como en eliminar los aspectos nocivos de la cultura policial que promueven la violencia contra presuntos criminales.