Las tasas de incautación de marihuana en Colombia alcanzaron sus niveles más altos en 20 años en 2013, mientras que las incautaciones de cocaína se desplomaron en un 70 por ciento en comparación con el año anterior, lo que ilustra la evolución en la producción de drogas en Colombia, pero también plantea interrogantes sobre los esfuerzos de interdicción.
Las autoridades incautaron 347 toneladas de marihuana el año pasado, 50 toneladas más que en 2012. El aumento se ajusta a una tendencia a largo plazo en la que se ha visto un aumento en las incautaciones del 350 por ciento desde 2008, y representa la incautación anual más grande desde 1993, informó El Tiempo.
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Sin embargo, las cifras oficiales muestran que las autoridades sólo incautaron 70 toneladas de cocaína en 2013, por debajo del record de 241 toneladas incautadas en 2012.
Las autoridades también anunciaron que habían incautado 375 kilos de heroína y 184.000 pastillas de drogas sintéticas.
Análisis de InSight Crime
El continuo aumento de las incautaciones de marihuana no debería sorprender. Se estima que un 70 por ciento de la marihuana colombiana termina en el mercado interno, que en los últimos años se ha convertido en una fuente cada vez más importante de ingresos tanto para los grupos criminales como para los guerrilleros, a medida que diversifican sus intereses criminales.
La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en particular, han sacado provecho del auge de la marihuana doméstica, y se cree que están detrás del comercio de dos de los principales centros de producción del país -el sureño departamento del Cauca y el departamento oriental del Meta.
Los grupos narcoparamilitares conocidos como las BACRIM ("bandas criminales”) también tienen un papel en el comercio, y controlan la producción de marihuana en el corazón del departamento de Magdalena, al norte del país, según la policía.
Sin embargo, la drástica disminución de las incautaciones de cocaína es mucho más difícil de explicar. Mientras que según las Naciones Unidas, el cultivo de coca en Colombia ha disminuido, la producción de cocaína se ha mantenido estable, y ciertamente no ha disminuido lo suficiente como para dar cuenta de una caída tan drástica.
Esto deja la posibilidad de que los narcotraficantes se han adaptado con éxito para contrarrestar los esfuerzos de interceptación después de perder una incautación récord en 2012, aumentando el uso de técnicas sofisticadas y difíciles de detectar, tales como el uso de submarinos, o por medio de nuevos métodos o tácticas.
Cualquiera sea la razón, el descenso es un claro recordatorio de la capacidad de adaptación de los traficantes de drogas, que responden inevitablemente a los éxitos de interdicción por evolución, no por abandonar su lucrativo negocio.