El descubrimiento de más de 67.000 píldoras de éxtasis de Alemania traficadas a Argentina arroja luz sobre la dinámica de la oferta en el creciente comercio de drogas sintéticas del país.
En el transcurso del mes pasado, las autoridades detectaron dos cargamentos de píldoras de éxtasis alemanas en la región central de Argentina, informó La Nación. Las drogas eran presuntamente producidas en los Países Bajos, y una organización de narcotráfico transnacional con sede en Alemania se las vendía a un grupo argentino.
Según el Ministerio de Defensa de Argentina, las autoridades incautaron 34.000 dosis de éxtasis en junio y 33.012 en julio en la aduana del puerto de Paraná. Un tercer buque de carga es actualmente monitoreado por las fuerzas federales, según La Nación. Las drogas estaban destinadas para el consumo en la ciudad y, según las autoridades, tenían un valor total de US$1,36 millones.
Especialistas en narcóticos de la Policía Federal señalaron que el logo de las píldoras, que representa un cuerpo femenino, no había sido registrado en el país, lo que podría indicar la incursión de un nuevo proveedor para aprovechar el creciente consumo de drogas sintéticas en Argentina.
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El grupo criminal argentino intentaba evadir los estrictos estándares de interceptación implementados en Buenos Aires y el norte de Argentina, y utilizaba documentos falsos para recoger los cargamentos de droga ocultos, según dijo la ministra de Defensa Patricia Bullrich durante una presentación de la investigación.
Análisis de InSight Crime
Estas incautaciones demuestran que los grupos criminales europeos continúan jugando un papel importante en el suministro de drogas sintéticas en Latinoamérica.
Europa, y en particular los Países Bajos, fueron originalmente la principal fuente de éxtasis para el mercado latinoamericano. Según algunos informes de los medios de comunicación, los criminales europeos controlaban el comercio de éxtasis y la intercambiaban por cocaína.
Sin embargo, la rentabilidad del éxtasis —que puede venderse a precios más altos que la cocaína y es más fácil de contrabandear— y el incremento en el consumo local parecen haber conducido a un aumento en la producción de drogas sintéticas en Argentina en los últimos años. Las autoridades desmantelaron el primer laboratorio de éxtasis en Buenos Aires en 2013, y desde entonces han seguido incautando grandes cantidades de drogas sintéticas en laboratorios nacionales.
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Sin embargo, las recientes incautaciones indican que la producción local todavía no logra satisfacer la creciente demanda de éxtasis de la población argentina, y que el mercado todavía depende de los proveedores europeos.