El ministro de defensa de Argentina ha reconocido que el país es ahora un productor de droga, una declaración que enfatiza el fortalecimiento del comercio de droga mientras la violencia aumenta en los principales puntos de producción y distribución.
“Argentina antes era un país de tránsito, ahora es un país de consumo, y lo que es más grave, es un país de elaboración”, dijo a Radio Rivadavia el ministro de defensa Agustín Rossi.
Señaló particularmente la situación que se vive en Rosario, donde las luchas territoriales entre las bandas de narcotraficantes rivales han provocado un aumento de la violencia durante el último año, informó La Nación.
El secretario de Seguridad Sergio Berni rápidamente desmintió los señalamientos de Rossi, afirmando que “los que trabajamos todos los días en la lucha contra el narcotráfico sabemos que en Argentina no se produce”, informó Radio Rivadavia.
Los comentarios de Rossi se producen en un momento en el que el gobierno está considerando implementar una nueva estrategia antidrogas, la cual aumentaría la responsabilidad de los policías locales y de los tribunales provinciales para atacar los puntos de venta de droga que, según las autoridades provinciales, son los responsables de gran parte de la violencia callejera, informó La Nación.
Análisis de InSight Crime
Si bien Argentina ha sido utilizada desde hace mucho tiempo como refugio por los capos de la droga de otros países, las laxas regulaciones sobre los precursores químicos han hecho del país cada vez más atractivo para los grupos criminales trasnacionales. Además, es uno de los dos mercados domésticos de cocaína más grandes de Suramérica, así como un importante punto de tránsito para la cocaína que tiene como destino a Europa.
A medida que los carteles de México han comenzado a establecerse de forma más permanente en el país, la producción de droga también ha crecido dentro de las fronteras de Argentina. El año pasado se descubrieron “cocinas” de cocaína en Rosario, en la región de la Patagonia y en Buenos Aires, mientras los recientes descubrimientos de laboratorios de éxtasis también apuntan a un incremento en la producción de drogas sintéticas.
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Al mismo tiempo, el aumento de la violencia en Rosario, que está ubicada al final de la famosa “Ruta 34” de Argentina, utilizada para transportar cocaína, es señal del fortalecimiento de grupos narcotraficantes extranjeros y domésticos –las luchas territoriales en Rosario produjeron cifras récord de homicidios en 2013.
Como lo evidencia la rápida respuesta de Berni a las acusaciones de Rossi con respecto a la producción doméstica, el asunto está sumamente politizado. Con el reciente rechazo de Rossi a la posibilidad de desplegar tropas para enfrentar el problema, es un tema de seguridad que probablemente jugará un papel importante en el periodo previo a las elecciones presidenciales de 2015.