En los últimos seis años, en promedio más de cuatro armas de fuego han sido robadas cada día en El Salvador, según un reciente informe que llama la atención sobre una de las fuentes del mercado negro de armas en este país azotado por la violencia.
Entre 2010 y octubre de 2016, en El Salvador se reportaron 11.229 armas robadas, según informó La Prensa Gráfica. De éstas, el 22 por ciento eran armas de alto calibre, entre las que se encuentran ametralladoras, rifles y escopetas, algunas de las cuales fueron hurtadas de instalaciones militares.
Al mismo tiempo, ha habido una significativa disminución en el número de armas robadas por año durante este período. Mientras que en 2010 se reportó el robo de 2.463 armas, es decir, 6,8 por día, en 2015 sólo se reportaron 914 armas robadas, o unas 2,5 por día.
Análisis de InSight Crime
Según el Instituto de Política de Armas (Gun Policy Institute), en El Salvador hay 344.587 armas matriculadas y se estima que hay entre 128.000 y 280.000 armas ilegales. Existen varias fuentes para estas armas ilegales, entre ellas el comercio de armas de la pasada guerra civil y las armas introducidas ilegalmente al país desde Estados Unidos. Y, como lo muestran estas nuevas cifras, las armas robadas también representan un porcentaje significativo.
Otra fuente importante para las armas del mercado negro —y que puede estar vinculada a los robos de armas— son los miembros corruptos de las fuerzas de seguridad. Las investigaciones han revelado que agentes de policía, miembros del ejército y otros funcionarios, algunos de ellos de altos rangos, han estado involucrados en el robo de armas de los depósitos de las fuerzas de seguridad y en las ventas de éstas en el mercado negro.
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Un aspecto que es importante resaltar con respecto a estas cifras es la disminución en el número de armas que han sido robadas en los últimos años, que se contradice con un aumento sustancial en la propiedad legal de armas en El Salvador, según Gun Policy Institute. Estas tendencias han estado acompañadas por informes de que las pandillas han estado buscando y obteniendo cada vez más armas ilegales. Además, hay señales de que las pandillas están adquiriendo armamento cada vez más sofisticado, y recientes informes de los medios de comunicación han llamado la atención sobre su creciente uso de rifles de asalto.
Si bien es imposible decir con certeza lo que hay detrás de esta disminución, ello no ha coincidido con ninguna reducción en la violencia y parece contradecir los informes sobre el aumento de armas en poder de las pandillas. Suponiendo que el crimen organizado represente una parte significativa de las compras de armas ilegales, esto podría indicar que a las pandillas y a otras organizaciones criminales les está resultando más fácil obtener armas de otras fuentes.