El arresto de un agente de Interpol que cooperaba con Los Gaitanistas es una nueva prueba de que la principal organización narcotraficante transnacional colombiana continúa teniendo poder a pesar de la intensificación en las medidas de seguridad.
El patrullero Walter de Jesús Ardila Orrego, quien trabajaba como investigador de delitos de trata de personas en la Organización Policial Internacional (Interpol por sus iniciales en inglés) en Bogotá, fue arrestado el 13 de Mayo, según un comunicado de la Fiscalía General. Se cree que este hombre de 26 años llevaba cuatro años trabajando de manera encubierta para Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), informó El Colombiano.
Entre otros delitos, se acusa a Ardila de vender información sobre oficiales de alto rango, a quienes las AGC planeaban asesinar, especialmente quienes participaban en la Operación Agamenón, que ha perseguido al grupo criminal y a sus cabecillas por más de un año. La captura de Ardila presuntamente reveló que las AGC habían hecho una lista de por lo menos 12 altos mandos de la Operación Agamenón, incluyendo a cuatro generales de la Policía, como “objetivos militares”, informó El Tiempo.
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Otro caso relacionado en el que está involucrado Ardila es el reciente arresto de tres personas que habrían planeado asesinar a un oficial de Policía y a un fiscal que trabajan en la Operación Agamenón. Ardila habría proporcionado información a los detenidos sobre su paradero, por lo que recibió aproximadamente US$ 22.000 (66 millones de pesos colombianos).
Ardila —quien ha trabajado como agente de Interpol por siete años— también es sospechoso de filtrar información sobre el paradero de los anteriores directores de la operación, el exgeneral de la Policía Nacional Rodolfo Palomino y el Brigadier General Luis Eduardo Martínez.
Según la investigación, en el 2013 el agente de la Interpol vendió a las AGC una USB con información sobre un plan de un ataque aéreo al campamento del entonces segundo al mando de la organización, Francisco Morelo Peñate, alias ‘El Negro Sarley’. La información permitió escapar a El Negro Sarley, aunque fue asesinado por las fuerzas de seguridad ese mismo año.
Ardila ha sido acusado de asociación criminal, soborno y divulgación de secretos, aunque él niega las acusaciones.
Análisis InSight Crime
El arresto de Ardila demuestra una vez más el continuo alcance y poder de las AGC, y acrecienta las dudas sobre la efectividad de la ofensiva frontal del gobierno contra el crimen organizado.
Actuamente, las AGC son la prioridad para las fuerzas de seguridad colombianas, las cuales han capturado a varios comandantes desde que se inició la Operación Agamenón en febrero del 2015.
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Sin embargo, es claro que la operación no ha podido debilitar en forma importante al grupo, el cual sigue mostrando señales de expansión, control social generalizado y la capacidad de acumular enormes cantidades de cocaína justo debajo de las narices de las autoridades.
Como lo demuestra el caso de Ardila, la eficiencia de las operaciones de las fuerzas de seguridad seguirá viéndose entorpecida si los grupos criminales mantienen infiltrados en las filas de sus enemigos. El principal líder de las AGC, Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, ha sido particularmente hábil para evadir su captura y dadas las extensas redes de corrupción de las AGC, no sería sorpresa que también recibiera ayuda de funcionarios de gobierno y agentes de seguridad deshonestos.