Los recientes arrestos de capos colombianos del narcotráfico en el exterior son una señal de cómo los cabecillas del hampa local han establecido su residencia en su residencia en otros países de Latinoamérica, para ampliar sus redes de negocios ilegales y escapar a la presión del gobierno en casa.
El 30 de abril, uno de los hombres más buscados de Colombia, Alejandro Quintero Otálvaro, alias "El Paisa", cabecilla de la organización narcotraficante Los Urabeños, fue capturado en las afueras de Ciudad de Panamá.
Según EFE, Otálvaro huyó al país vecino debido a la presión de las fuerzas de seguridad en la región de Urabá, en Colombia, que ha estado en el centro de un ataque frontal del estado contra Los Urabeños, llamada en código "Operación Agamenón". Se lo busca en Colombia por cargos de narcotráfico, lavado de dinero, homicidio, secuestro y extorsión, informó TVN.
La captura de Otálvaro se da un día después de que Eduard Fernando Giraldo, alias "Boliqueso", cabecilla de la mortecina organización criminal de los Rastrojos, fuera arrestado en São Paulo, Brasil, donde se dice que buscaba alianzas con grupos criminales locales, según EFE.
Según El Tiempo, Giraldo esperaba establecer rutas para el tráfico de cocaína en Europa y África, y es buscado en Estados Unidos por narcotráfico. Para evitar ser detectado por la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que lo había convertido en objetivo prioritario, se dice que viajaba entre Perú, Bolivia, y Brasil.
Análisis de InSight Crime
Estas capturas internacionales más recientes llaman la atención sobre una tendencia más general entre los cabecillas del hampa colombiano, que emigran para buscar refugio y nuevas oportunidades de negocios. En efecto, en años recientes las autoridades extranjeras han capturado a varios importantes traficantes colombianos con órdenes de captura, quienes probablemente pensaron que era más seguro permanecer fuera del país.
A modo de ilustración, en enero, Carlos Arturo Hernández Ossa, alias "Duncan", figura líder de la Oficina de Envigado, de Colombia, fue capturado en Perú —el mismo país donde había sido detenido el capo de los Urabeños Jacinto Nicolás Fuentes Germán, alias "Don Leo", en febrero de 2013.
Venezuela, usada por mucho tiempo como refugio por el hampa colombiano, es también donde cayó en manos de las autoridades el fundador de los Rastrojos Diego Pérez Henao, alias "Diego Rastrojo", al igual que el famoso capo Daniel Barrera, alias "El Loco", y Maximiliano Bonilla Orozco, alias "Valenciano", poderoso jefe de una facción de la Oficina de Envigado.
Un poco más hacia el sur, Henry de Jesús López, alias "Mi Sangre", otro cabecilla de Los Urabeños, fue arrestado en Argentina en 2012.
Los traficantes colombianos también son conocidos por su tendencia a establecerse en el Caribe, con el arresto en Cuba de Hernando Gómez Bustamante, alias "Rasguño", importante integrante del ahora desmantelado Cartel del Norte del Valle, en 2004.
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Sin embargo, los criminales colombianos no han viajado al exterior en los últimos años tan solo con la esperanza de evadir la justicia; también para establecer operaciones en mercados estratégicos.
Brasil, por ejemplo, es un centro clave del tráfico para los envíos transatlánticos, así como importante mercado de drogas en sí, lo que explica su atractivo para grupos como Los Rastrojos. Adicionalmente, las "Oficinas de cobro" —células criminales colombianas involucradas en actividades como narcotráfico, microtráfico, secuestro y lavado de dinero— han sido identificadas en Panamá, Honduras, Costa Rica, Argentina, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. Incluso España tuvo cerca de 12 a 20 oficinas activas en 2014, al control del tráfico de cocaína del país.