Una alcaldesa de la región central de México fue asesinada justo un día después de haberse posesionado, una señal de violencia política que podría afectar una de las políticas de seguridad bandera del gobierno.
El 2 de enero, hombres armados asesinaron a balazos a Gisela Mota, quien el día anterior se había posesionado como alcaldesa de Temixco, localidad al sur de Ciudad de México, en el turbulento estado de Morelos.
La policía local persiguió a los presuntos asesinos, y luego hbo se presentó un tiroteo que cobró la vida de dos de los presuntos atacantes, según Proceso. La policía arrestó a otras dos personas en la escena del crimen y a un un tercer sujeto más tarde ese mismo día.
Una fuente anónima de la Fiscalía mexicana le informó a Proceso que los asesinos dijeron que les habían pagado aproximadamente US$27.000 por el crimen, y que el grupo criminal de Los Rojos era el principal sospechoso.
Al día siguiente, Graco Ramírez, gobernador de Morelos, ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que el asesinato estaba relacionado con el apoyo público que Mota había expresado a "Mando Único.", una política de seguridad del gobierno federal, cuyo fin es unificar las diferentes fuerzas policiales municipales y estatales bajo un comando central del nivel nacional.
Ramírez afirmó que este asesinato "es un mensaje y una clara amenaza para que los nuevos alcaldes no acepten el nuevo esquema de policial que hemos implementado."
Ramírez declaró además que el gobierno de Morelos, que ha sido pionero en la implementación del modelo, "no dará un paso atrás" y anunció que Mando Único absorberá a las policías locales de otros 15 municipios del estado.
Análisis de InSight Crime
El asesinato de políticos locales no es nada nuevo en México, ya que las redes de crimen organizado buscan la cooperación de las autoridades locales, o bien intimidarlas, para asegurar su protección y el acceso a recursos. Y a primera vista, relacionar el mencionado asesinato con un modelo de mando de estructuras policiales parece una extraña respuesta del gobernador Ramírez.
Pero, de hecho, el asesinato podría estar relacionado con el modelo de seguridad, e incluso podría tener serias implicaciones para una política de la que Ramírez ha sido uno de sus principales impulsores.
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Una de las ventajas más publicitadas de Mando Único es que las administraciones municipales serán menos vulnerables a la intimidación del crimen organizado o a las tentaciones de corrupción, ya que no tendrán poder sobre la policía local o sobre el despliegue de fuerzas de seguridad, que serán nombradas y coordinadas desde afuera.
El asesinato de Mota debilita esta teoría, y es posible que otras autoridades locales que actualmente contemplan la posibilidad de implementar Mando Único lo piensen dos veces antes de ceder un poder que les da una amplia ventaja sobre los actores criminales locales.