Luego del asesinato del joven estrella del partido socialista de Venezuela, el gobierno ha buscado culpar a la oposición y retratar a la víctima como un mártir político. Sin embargo, esta narrativa es cuestionada por sus presuntos vínculos con el oscuro mundo de los colectivos militantes de Caracas.
El hombre de 27 años, Roberto Serra –uno de los miembros más jóvenes del Congreso de Venezuela- era un ferviente seguidor del expresidente Hugo Chávez y un conocido líder del del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). El primero de octubre fue encontrado muerto en su hogar junto a María Herrera, una asistente política -que podría haber sido su pareja.
Como informó el periódico venezolano el Nacional, un grupo de seis hombres entró a la casa en esa tarde, dos de ellos usando vestimentas de tipo religioso. No hubo señales de una entrada forzada, por lo que es posible que Herrera les haya permitido entrar. María fue asesinada primero, seguida por Serra, quién recibió 40 puñaladas con un arma que aún no ha sido identificada.
El ministro de Interior, Justicia y Paz Miguel Rodríguez Torres, afirmó que la “delincuencia común” no tenía nada que ver con los asesinatos, y que se trataba de un acto cuidadosamente planificado. Esta afirmación fue repetida en las declaraciones del presidente Nicolás Maduro. El Congreso declaró tres días de luto, y la fiscal general prometió encontrar a quienes estuvieron detrás de los asesinatos.
Los miembros del PSUV fueron rápidos al señalar que los homicidios tuvieron una motivación política. El vocero del Congreso, Diosdado Cabello, culpó a “la derecha fascista” por los asesinatos de Serra y Herrera. Otro miembro del Congreso acusó a la oposición, calificando el suceso de “una táctica operacional de guerra absolutamente planificada”.
Análisis de InSight Crime
Basándose en los informes sobre los asesinatos, hasta ahora hay indicios de que Herrera podría haber conocido a los asesinos si ella en efecto les permitió entrar a la casa de Serra. Otra pregunta es por qué dos de los guardaespaldas de Serra –provistos por la Guardia Nacional Bolivariana- no tenían asignado trabajar con él ese día.
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El Nuevo Herald ofreció una posible teoría para el asesinato de Serra, informando que tenía vínculos con uno de los varios colectivos políticos militantes que operan en Caracas. Estos colectivos fueron originalmente formados como grupos de autodefensas en los barrios de la ciudad con poca presencia de la policía, y se sabe que se han enfrentado entre ellos en el pasado. La muerte de Serra podría ser una buena oportunidad para que las autoridades arrojen luz sobre el oscuro mundo de los colectivos, e intenten determinar si su relación con ellos tuvo algo que ver con los asesinatos.
Dado el estatus de Serra como joven estrella del PSUV, también es posible que su asesinato haya sido ordenado por rivales políticos que consideraron que había ganado demasiado poder en muy poco tiempo. El hecho de que Serra fuera asesinado de una manera tan brutal ha movido a gran parte de la élite política del PSUV, y podría incluso forzar a las autoridades a llevar a cabo una investigación más profunda sobre los hechos. Dado lo politizado que se ha tornado el asesinato de Serra, la verdadera prueba para el sistema de justicia de Venezuela dependerá de si consigue o no llevar a cabo una investigación realmente imparcial sobre los homicidios.