El reciente asesinato de cinco policías en la capital de Venezuela plantea la cuestión de si los policías, ahora temerosos, continuarán enfrentando el crimen activamente en un momento en el que el gobierno los está enviando a vigilar los supermercados y a controlar las protestas.
Según El Nacional, de los cinco policías que fueron asesinados en Caracas la semana pasada, por lo menos dos eran miembros de la Policía Nacional Bolivariana, organismo destinado a actuar en la ciudad como una fuerza de policía comunitaria altamente capacitada.
El Nacional también informó que hubo 132 policías asesinados en Caracas en 2014 —un incremento del 32 por ciento con respecto a las cifras de 2013—. El periódico entrevistó a varios agentes, quienes señalaron que muchos policías se sentían amenazados y estaban haciendo lo mínimo para prevenir y detener el crimen durante sus patrullajes.
"Ya no salimos a buscar al hampa porque ella nos puede buscar a nosotros” dijo un agente de policía al periódico.
El diario también informó que hay más policías caraqueños interesados en trabajar en la seguridad privada, pues la perciben como una opción más segura que el trabajo policial. Según El Nacional, en Sucre, municipio ubicado en el área metropolitana de Caracas, el 30 por ciento de la fuerza policial ha renunciado desde 2012, mientras que en otro municipio, Baruta, solo en el mes de diciembre 40 agentes de policía expresaron su interés por trabajar en la seguridad privada.
Análisis de InSight Crime
Si los policías de Caracas se siguen sintiendo amenazados, existe el riesgo de que cada vez más agentes continúen utilizando la fuerza excesiva para responder a las amenazas percibidas. La policía venezolana es particularmente violenta: casi 3.500 personas murieron en enfrentamientos con la policía de Venezuela el año pasado, según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia. Según informes, el pasado 10 de enero ocho personas murieron en el noreste de Venezuela en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, entre las que se encontraba el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).
También cabe preguntar, si efectivamente la moral de la policía está en decadencia, ¿cuál sería la respuesta de los agentes en caso de que se presenten nuevas manifestaciones de descontento social en Venezuela? Recientemente, el presidente Nicolás Maduro pidió a las fuerzas de seguridad que vigilaran el orden en los supermercados, dado que se siguen presentando largas filas para comprar productos básicos. En el peor de los casos, si se presentan disturbios, la policía puede no estar dispuesta a ponerse en peligro.
Los asesinatos de policías son solo una manifestación de la violencia generalizada en Venezuela, donde en 2014 se presentaron cerca de 16.500 homicidios. Un total de 18 cuerpos fueron llevados a la morgue de Caracas la semana pasada, entre ellos un miembro de la guardia presidencial.