Más del 75 por ciento de todos los ambientalistas asesinados en 2014 provenían de Centro o Suramérica, según un reciente informe, lo cual demuestra el alto nivel de riesgo que enfrentan los ecologistas y los defensores del medio ambiente, quienes representan una amenaza para los intereses de los ecotraficantes.
Según un nuevo informe de la organización no gubernamental Global Witness (pdf), los países latinoamericanos ocuparon cinco de los seis puestos de las naciones más peligrosas para ser ambientalista en 2014. Brasil ocupó el primer lugar con 29 asesinatos reportados contra los defensores de la tierra, y Colombia el segundo con 24.
Sin embargo, el informe señala que Honduras registró el mayor número de asesinatos de ambientalistas por habitante. Honduras ocupó el cuarto lugar a nivel mundial con 12 muertes reportadas, seguido por Perú (9) y Guatemala (5).
El informe señala que la identidad de gran parte de quienes agreden a los ambientalistas es desconocida, o que “son agentes del crimen organizado o de intereses comerciales tales como corporaciones o terratenientes".
En total, 88 de los 116 asesinatos reportados a nivel mundial el año pasado ocurrieron en Centro y Suramérica.
Análisis de InSight Crime
Durante la última década, Latinoamérica ha sido la región más peligrosa del mundo para los activistas del medio ambiente. En Brasil, gran parte de la violencia está vinculada a disputas territoriales en la Amazonía. Según estadísticas del gobierno, la tala ilegal representa el 80 por ciento de toda la actividad maderera en la Amazonía brasileña, y la escasa presencia del Estado permite que criminales a sueldo asesinen a los defensores de la tierra casi con impunidad total. El año pasado, Global Witness informó que del total de asesinatos de ambientalistas entre 2002 y 2013, solo el uno por ciento resultó en condenas.
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La lucrativa industria de la tala ilegal en Perú también es una de las causas principales de la violencia contra los ambientalistas en la nación andina. En 2014, las autoridades atribuyeron el asesinato de un destacado activista de territorios indígenas en la Amazonía peruana a las redes de tráfico de madera.
En Colombia, las organizaciones paramilitares y neoparamilitares, conocidas como Bacrim (acrónimo de “bandas criminales”), frecuentemente se han mostrado en contra del proceso de restitución de tierras del país. En 2013, el grupo de monitoreo internacional Human Rights Watch calificó a las Bacrim como la amenaza más grave para la población de desplazados internos de Colombia que tratan de recuperar las tierras que han perdido durante el conflicto armado del país.
La mayor parte de la violencia contra los ambientalistas en Honduras está relacionada con las comunidades locales que se oponen a la construcción de represas hidroeléctricas, según el informe de Global Witness. Sin embargo, los altos índices de violencia contra activistas de la tierra probablemente sea muestra de un problema mucho más amplio: Honduras tiene una de las tasas de homicidio más altas de la región, y las tres principales ciudades del país tienen una tasa de condena de apenas el uno por ciento de todos los casos de asesinato.