Los ataques contra la infraestructura petrolera de Colombia le han costado al sector más de US$400 millones en lo que va del año, mientras los grupos guerrilleros le recuerdan al gobierno que todavía pueden golpear donde duele y llevar a las empresas petroleras a considerar que sería más barato cumplir con las demandas de extorsión.
Según la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), se han producido 64 ataques contra la infraestructura petrolera en lo que va de 2014, lo que le ha costado a la industria US$460 millones en ventas y regalías perdidas, así como en costos de reparación, informó El País. La cifra no incluye el dinero gastado en la recuperación del crudo y en las operaciones de limpieza del medio ambiente tras los ataques.
Según el ministro de Minas y Energía de Colombia, Amylkar Acosta, el gobierno frustró con éxito otros 64 ataques en el mismo período, gracias a la presencia de 94 pelotones militares dedicados a la protección de la infraestructura, combinado con el uso de aviones no tripulados (o drones) de vigilancia.
Análisis de InSight Crime
La industria del petróleo es vista como un blanco fácil por parte de los grupos guerrilleros de izquierda de Colombia, y como una manera fácil y efectiva de ejercer presión sobre el gobierno, al mismo tiempo que impulsan sus credenciales ideológicas, al enfrentar a las empresas extranjeras, las cuales son vistas como explotadoras por muchas personas en la izquierda política. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) actualmente se encuentran en conversaciones de paz con el gobierno de La Habana, Cuba, mientras que al segundo grupo guerillero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se le ha prometido un lugar en las negociaciones.
Las células guerrilleras fácilmente pueden lanzar perjudiciales golpes de huir tras atacar (hit and run), dirigidos contra la infraestructura, que no sólo tienen un alto costo financiero, sino que también dañan la imagen internacional de Colombia como destino de inversión para las industrias extractivas -un sector estratégico clave para las políticas económicas del gobierno.
Esta capacidad de infligir un daño considerable en la economía y la imagen de Colombia ha fortalecido la mano tanto de las FARC como de sus primos más pequeños del ELN, incluso si han perdido la capacidad militar para enfrentar a las unidades del ejército en ataques guerrilleros tradicionales.
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Sin embargo, atacar al sector petrolero también tiene el objetivo de aumentar los ingresos para los guerrilleros. Como muestran las cifras de la ACP, el costo de los ataques se encuentra en los cientos de millones de dólares, así que para las compañías petroleras puede ser más barato y más fácil pagar a la guerrilla. Fuentes dentro de las FARC han dicho a InSight Crime que algunas compañías petroleras internacionales ya han optado por esta vía y están cumpliendo con las demandas de extorsión de los guerrilleros.
Aunque las cifras reportadas recientemente sugieren que 2014 está en camino a experimentar números sustancialmente más bajos de ataques que los registrados en 2013, hay pocos indicios de que las conversaciones de paz en curso con los dos grupos vaya a provocar que los guerrilleros abandonen esta táctica. Ya sea que los ataques tienen motivaciones militares, políticas o criminales, estos parecen que van a ser una característica prominente de las tácticas de la guerrilla durante las negociaciones.