Pandillas en Brasil están lanzando ataques relámpago, altamente coordinados, contra los bancos de ciudades pequeñas, demostrando nuevos niveles de organización y sofisticación.
El modus operandi es algo como esto: un grupo fuertemente armado con armas de fuego y explosivos, todos vestidos de negro y con el rostro cubierto, descienden en pequeños pueblos seleccionados por el escaso número de policías y el aislamiento geográfico, informó Estadao.
Al llegar, una facción de la banda sella el acceso a la ciudad con barricadas y mantiene la policía inmovilizada con armas de fuego. Mientras tanto, la otra facción se dirige a los bancos, robando cajeros automáticos y bóvedas con explosivos robados de las canteras y obras de construcción. Los ataques suelen durar menos de media hora, lo que significa que para cuando la policía busque refuerzos, la banda ya ha salido de la ciudad.
Ha habido numerosos asesinatos relacionados con pandillas, incluyendo un robo frustrado en Itamonte, en el estado de Minas Gerais, la semana pasada, el cual dejó un saldo de diez personas asesinadas -nueve miembros de la pandilla y uno de los rehenes.
Las pandillas involucradas en el crimen, conocidas como "Novo cangaço", tras los "bandidos sociales" del siglo XIX de cangaço, parecen estar proliferando. Ya se han registrado casos en São Paulo y los estados vecinos de Minas Gerais y Paraná, los estados occidentales de Acre y Rondonia, y en los estados del noreste de Maranhão y Ceará.
Investigadores en São Paulo dijeron a Estadao que los ingresos de algunos de estos ataques ayudan a financiar a una pandilla en prisión que se ha convertido en un grupo narcotraficante transnacional, el Primer Comando Capital (PCC).
Análisis de InSight Crime
La planificación, el equipo y la coordinación necesaria para llevar a cabo atracos como estos demuestran un nivel de sofisticación y capacidad operativa que sobrepasa el robo estándar de un banco.
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El hecho de que los robos se hayan extendido a través de los estados vecinos sugiere que estas pandillas están dispuestas a viajar en búsqueda de blancos adecuados. El hecho de que ahora estén surgiendo en regiones geográficamente distintas, puede ser indicativo de que diversos grupos criminales están aprendiendo de las tácticas de otro.
Informes sugieren que las células por lo general consisten de no más de 30 personas, y la mayoría parecen no estar actuando bajo las órdenes de ningún grupo mayor de crimen organizado. Sin embargo, si como lo sugieren los investigadores de São Paulo, el PCC está involucrado, esto sería un motivo de preocupación, ya que no sólo les proporcionaría otra fuente de ingresos, sino también el acceso a pandillas bien armadas y violentas, capaces de llevar a cabo operaciones coordinadas en todo el país.