Una nueva encuesta dice que la percepción de inseguridad aumentó más del 70 por ciento en los primeros meses de la presidencia de Enrique Peña Nieto, lo que sugiere que la población de México no está creyendo en sus intentos de modificar la narrativa pública sobre las cuestiones de seguridad.
Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) realizada anualmente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 72,3 por ciento de los mexicanos dicen que se sienten inseguros, frente al 66,6 por ciento en el año anterior. Más de la mitad de los encuestados –57,8 por ciento– dijo que la inseguridad era su principal preocupación.
La encuesta también examinó la percepción de la corrupción en las instituciones del Estado, que si bien se ha reducido, todavía sigue siendo alta. La institución que es considerada como la más corrupta, es la policía de tránsito, con el 77,8 por ciento de los encuestados considerándola como corrupta; seguida de la policía municipal preventiva, con 67,9 por ciento; y los fiscales del ministerio público, con un 65 por ciento. Mientras que a todas las ramas de la policía y el sistema judicial se les adjudicó un índice de percepción de corrupción de más del 50 por ciento, a los militares les fue mejor, con sólo un 22,1 por ciento de los encuestados creyendo que el ejército es corrupto y sólo el 14,8 por ciento para los infantes de marina.
Análisis de InSight Crime
La política de seguridad de Enrique Peña Nieto se ha caracterizado no sólo por un cambio en las prioridades y tácticas, sino también por un intento de cambiar la narrativa pública sobre la violencia de la guerra contra las drogas. La retórica militarista se ha atenuado, al igual que la forma con que los medios registraban la captura de los principales narcos, que ya no incluye el paseo del criminal frente a los lentes de los medios. Esta táctica de reducir el impacto de la guerra contra las drogas en lugar de exagerarlo se ha dirigido directamente a la percepción del público.
No obstante, estos cambios retóricos no han ido acompañados de mejoras en la seguridad. Mientras que los homicidios han estado reduciéndose, según las afirmaciones del gobierno, los crímenes con más posibilidades de afectar a los ciudadanos respetuosos de la ley, tales como el secuestro y la extorsión, han seguido aumentando rápidamente. Hasta que estos crímenes empiecen a registrar una reducción y, como confirma la encuesta, es poco probable que las campañas de relaciones públicas de Peña Nieto tengan un impacto importante en la percepción pública de la inseguridad.