Una ola de ataques contra familiares de los agentes de seguridad de El Salvador pone de presente la voluntad y capacidad de las pandillas para utilizar la violencia contra objetivos específicos, pero el aumento en estos asesinatos contrasta con una tendencia general hacia la disminución de los homicidios en el país centroamericano.
Tres familiares de los agentes de seguridad fueron asesinados en menos de 48 horas entre el 11 de junio y el 12 de junio en El Salvador, informó El Diario de Hoy.
Con éstos, según La Prensa Gráfica, ascienden a ocho los familiares de agentes de seguridad que han muerto en ataques similares este mes, lo que incluye también el asesinato de un soldado retirado.
Según los dos medios de comunicación, la ola de asesinatos selectivos es la segunda fase de un plan de represalia de la pandilla callejera MS13, como respuesta a las medidas carcelarias extraordinarias implementadas en abril de 2016, mediante las cuales se endurecieron las condiciones de encarcelamiento para los miembros de las pandillas y sus líderes.
En abril de 2017, un año después de la implementación de estas medidas, surgieron informes acerca de un documento interno de las fuerzas armadas de El Salvador, en el que se advertía a sus miembros de próximos ataques de la MS13.
Según El Diario de Hoy, el documento advertía que los cabecillas de la MS13 "han girado órdenes a los miembros de esa estructura para que entre el 7 y el 10 de mayo ejecuten el plan 'lágrimas amargas', que sería una serie de atentados contra miembros de la Fuerza Armada, de la Policía Nacional Civil y de la Dirección General de Centros Penales. Además, hay un plan denominado 'Niños huérfanos', que las pandillas estarían fraguando para ejecutarlo desde junio de este año, y en el cual los blancos serían los familiares de policías y soldados".
Las autoridades se han negado a confirmar la autenticidad de este documento o a reconocer públicamente la correlación entre la ola de asesinatos y el supuesto plan de la MS13. Pero esta última sigue siendo la teoría de los investigadores, y, según La Prensa Gráfica, la policía ha emitido alertas internas.
La ola de asesinatos selectivos se presenta en medio de un repunte de la violencia general en El Salvador. Según El Diario de Hoy, en el país se registraron 137 asesinatos durante los primeros 12 días de junio, con días especialmente sangrientos, como el 9 y el 11 de junio, cuando se presentaron hasta 25 asesinatos.
Análisis de InSight Crime
Los ataques aparentemente coordinados de la MS13 contra familiares de los miembros de las fuerzas de seguridad ponen de presente que la pandilla conserva la capacidad de lanzar campañas violentas y dirigidas a objetivos específicos, a pesar de las políticas de mano dura del Estado, que buscan detener las operaciones de la pandilla. Sin embargo, es poco probable que estos ataques sean el anuncio de un inminente retorno a los altos niveles de violencia que hicieron de El Salvador el país más violento de la región en 2015.
En El Salvador se han presentado repetidos picos en los homicidios, asociados a escaladas temporales de la violencia relacionada con las pandillas. En noviembre del año pasado, por ejemplo, el gobierno de El Salvador acusó a la MS13 de orquestar una ola de asesinatos de policías que provocó una respuesta similar por parte de las fuerzas de seguridad.
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Siempre existe el riesgo latente de que los brotes esporádicos de violencia constituyen alertas tempranas de un resurgimiento de las altas tasas de homicidio. Pero este año El Salvador ha mantenido una tendencia a la disminución de los homicidios. Según las autoridades, en el país se presentaron 1.405 asesinatos durante los primeros cinco meses de 2017. Esto constituye una disminución de casi el 100 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado, durante el cual se registraron 2.724 homicidios.
Y a pesar de la reciente ola de ataques contra familiares de los miembros de las fuerzas de seguridad, también parece que está disminuyendo la intensidad del conflicto entre las pandillas y las fuerzas de seguridad. Este año, sólo ocho agentes de policía han sido asesinados y sólo se ha registrado el asesinato de dos soldados hacia mediados de mayo. El año pasado, según La Prensa Gráfica, se registró un total de 62 policías y 22 soldados muertos en enfrentamientos con los pandilleros.