Las cifras de incautación de armas en Brasil sugieren que los criminales de Río de Janeiro están buscando armas cada vez más potentes, lo que explica las razones del lanzamiento de una nueva unidad de inteligencia especializada en el tráfico de armas en la ciudad.
Las armas clasificadas como "categoría A", como fusiles, ametralladoras y subametralladoras, representaron casi el 40 por ciento de las armas incautadas en Río en 2013, lo que representa un aumento del 33 por ciento desde 2009, informó Estadão.
También en 2013, año en el que se incautaron 8.101 armas, se revirtió la tendencia a la disminución en las incautaciones de armas, pues éstas subieron por primera vez desde 2009.
Según Estadão, el jefe de la Policía Civil de Río de Janeiro, Fernando Veloso, dijo que el 47 por ciento de las armas incautadas provenían de Estados Unidos, y muchas de ellas habían pasado por Paraguay antes de ser contrabandeadas a Brasil.
Otra fuente importante son los arsenales de las fuerzas de seguridad, lo cual se evidencia por la desaparición de 26 armas, entre ellas 11 fusiles, tres ametralladoras y tres escopetas de un depósito de la Policía Militar de Río el mes pasado.
Las nuevas cifras de incautaciones de armas, publicadas por el Instituto de Seguridad Pública (ISP), se dieron tras la declaración del secretario de Seguridad del estado de Río, José Mariano Beltrame, quien aseguró que el Departamento de Seguridad del Estado va a crear un nuevo centro de inteligencia para controlar el tráfico de armas en Río.
Dicha unidad, que comenzará a trabajar en junio, reunirá a militares, civiles y policías federales para mejorar la vigilancia de las fronteras del estado de Río de Janeiro, informó Estadão.
Análisis de InSight Crime
Cerca del 90 por ciento de los asesinatos llevados a cabo en Brasil involucran armas de fuego, y según Small Arms Survey, en el país hay hasta 9,6 millones de armas ilegales.
Las pandillas que operan en muchas de las favelas de Río han preferido siempre las armas de alto poder. Estas armas pueden ser muy destructivas en estos densos ambientes urbanos, y la policía dice que el uso de estas armas ha contribuido a la polémica militarización de sus operaciones, ya que deben responder con armas similares.
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Sin embargo, según un informe de la organización no gubernamental Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos (Cebela), en el estado de Río se presentó un tremendo descenso del 44 por ciento en las muertes con armas entre 2000 y 2010, Asimismo, las tasas de homicidios en la ciudad, así como en todo el Estado, han seguido una tendencia a la baja desde entonces. Esto en gran parte se ha atribuido a la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), cuyas unidades de policía especializadas han ocupado las favelas conflictivas.
No obstante, en el último año ha habido crecientes señales de un resurgimiento de la actividad de las pandillas en varias favelas ocupadas por la UPP, y el aumento en las incautaciones de armas de alto poder es un recordatorio de que las redes de crimen organizado de Río siguen siendo una amenaza significativa para la seguridad de la ciudad y el estado.