Los fiscales de Ecuador están investigando una ola de extorsiones que se cree que se han llevado a cabo por el mismo grupo criminal, planteando la cuestión de qué efecto tendrá la creciente presencia del crimen organizado transnacional sobre las actividades criminales locales.
Entre septiembre y diciembre de 2013, las autoridades de Quito recibieron 75 denuncias de extorsión cometidas por un grupo, informó El Comercio. El modus operandi del grupo era hacer llamadas telefónicas amenazantes a las víctimas para convencerlas de entregar grandes sumas de dinero a través de servicios de transferencia. Otras 300 personas fueron víctimas el año pasado, dijo el fiscal José Luis Jaramillo a La Hora.
Una de las víctimas fue contactada después de publicar un aviso ofreciendo una recompensa para la persona que encontrara a su mascota. Los extorsionistas tenían información sobre el número de hijos que tenía y a qué hora llegaba y salía del trabajo. Ella les dio US$300 luego de ser amenazada. A otra víctima se le dijo que los delincuentes tenían un video "personal" de él, y que sería entregado a su esposa a menos que pagara US$500.
Las 75 víctimas entre septiembre y diciembre fueron llamadas de 60 números de teléfono diferentes, uno de los cuales fue rastreado a una tarjeta SIM encontrada en una cárcel de Quito.
El 4 de febrero, las Fuerzas Armadas en la principal ciudad portuaria de Guayaquil también anunciaron que habían detenido a cinco infantes de Marina -un sargento, tres cabos y un marinero- que estaban siendo investigados por la fiscalía tras ser acusados de extorsión, informó El Comercio.
Análisis de InSight Crime
La extorsión es uno de los pilares de los grupos criminales de toda Latinoamérica -es una práctica que genera millones y sirve como principal fuente de ingresos para las pandillas callejeras en países como Guatemala, El Salvador y Colombia.
Ecuador tiene un paisaje criminal muy diferente al de muchos de sus vecinos. Históricamente es un país más seguro, sin grandes organizaciones criminales nacionales. Como tal, la extorsión no ha sido un gran problema, e incluso se redujo de 246 casos en 2011 a 167 casos en 2012.
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No obstante, los recientes casos son evidencia de que la criminalidad persiste. Las amenazas telefónicas siguen los patrones típicos de extorsión de Latinoamérica, al igual que el hecho de que una llamada fue rastreada a una prisión. El posible número de víctimas adicionales señaladas por el fiscal Jaramillo también indica que una significativa parte del delito puede no es reportado.
Mientras que organizaciones criminales extranjeras dedicadas al tráfico de drogas -en particular de Colombia- continúen estableciéndose en Ecuador, este tipo de delito corre el riesgo de empezar a aumentar, como parece estar ocurriendo con el microtráfico en el país. Sin embargo, la tasa de homicidios cayó en 2013 al nivel más bajo de los últimos nueve años, lo que sugiere que la presencia del crimen transnacional aún no está provocando los mismos males que en el resto de la región.