Las incautaciones de pastillas de éxtasis en Buenos Aires aumentaron un 2.900 por ciento, entre 2011 y 2013, en lo que podría ser una señal de que el creciente mercado interno del país de drogas sintéticas ha provocado una migración de la producción de Europa a Argentina.
En 2011, la policía de Buenos Aires decomisó aproximadamente 1.700 pastillas de éxtasis, informó La Nación. En 2012 esta cifra ascendió a más de 11.000, y el año pasado alcanzó aproximadamente 50.000 pastillas.
Las tasas de incautación se vieron impulsadas por el descubrimiento de una red de producción y distribución de drogas sintéticas que estaba operando en la ciudad, en septiembre del año pasado. En uno de los sitios allanados, la policía confiscó más de 20.000 pastillas.
Los recientes arrestos también resaltan cómo la producción no sólo se centró en la ciudad capital. En enero, la policía en la ciudad costera de Mar de Ajo en la provincia de Buenos Aires allanó un laboratorio, incautando 700 pastillas de éxtasis y suficientes precursores químicos como para hacer un estimado de 600 mil más.
Análisis de InSight Crime
Mientras que el mercado del éxtasis en Argentina sigue siendo bastante pequeño, hay indicios de que ha crecido sustancialmente en la última década. Un estudio del gobierno de 2011 (pdf) registró que las tasas de uso durante toda la vida aumentaron de un 0,3 por ciento de la población en 2004 a 0,7 en 2010, con tasas mucho más altas para los jóvenes consumidores.
El mercado también es atractivo al ser el precio de las pastillas de éxtasis mucho más alto que otras drogas producidas en la región, como la cocaína y la marihuana.
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La mayoría del éxtasis fue originalmente importado desde Europa, especialmente los Países Bajos, que ha sido uno de los centros de producción tradicionales (pdf). Según La Nación, el comercio era manejado por criminales europeos, y estaba vinculado con la apertura de rutas de cocaína transitaban por Argentina, ya que ambos productos podían intercambiarse.
El rápido crecimiento de las incautaciones de éxtasis en Argentina podría ser indicio de una tasa de consumo que está creciendo más rápido de lo que sugieren las estimaciones oficiales, pero también de una migración criminal en la producción.
Al fabricar éxtasis en el país -donde los precursores químicos son sumamente fáciles de conseguir– los criminales locales pueden aumentar enormemente sus márgenes de ganancias al reducir los altos costos de pagar a los importadores y al tomar por sí mismos el control de toda la cadena de producción y distribución.