Las autoridades de Ecuador han informado de un aumento en los reportes de artefactos históricos robados, en una señal de que el altamente lucrativo crimen que es el tráfico transnacional de antigüedades podría estar aumentando su tamaño.
Según cifras informadas por El Comercio, y reportadas por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) de Ecuador, aunque sólo dos robos se registraron en 2012 y ninguno en 2013, los primeros meses de 2014 han visto 17 casos de objetos robados reportados (Vea el gráfico de El Comercio abajo). La mayoría de los informes se generan en iglesias, museos y conventos, según dijo una fuente anónima del INPC.
El director de riesgos del INPC, César Molina, dijo a El Comercio que las piezas individuales robados en Ecuador generalmente son comercializadas por entre US$ 4.000 y US$ 8.000 en el mercado negro internacional. Según Molina, en algunos casos, los artefactos robados son vendidos abiertamente en casas de subastas en Estados Unidos y en Europa, y la posibilidad de recuperarlos se ve dificultada por la falta de una legislación, en algunos países, que estipule que los artefactos deben ser devueltos si se demuestra que han sido robados. Esta dificultad es incrementada por los compradores que afirman que no sabían que la pieza adquirida había sido robada, y por la falta de testimonios por parte de los testigos en muchos casos.
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Sin embargo, desde 2008 el INPC ha repatriado 681 artefactos históricos robados, y solicitó la devolución de casi 4.000 que actualmente se encuentran en Italia. Dos artefactos recientemente recuperados en Ecuador son una prominente pintura titulada "Los negros de Esmeraldas" y una escultura llamada "Apóstol", las cuales habían sido robadas del Instituto de Cultura Hispánica de Quito.
Según El Comercio, los principales mercados para las antigüedades provenientes de Suramérica son Estados Unidos, Suiza, Italia, Francia, Alemania, España, Inglaterra, Japón y Arabia Saudita.
Análisis de InSight Crime
La riqueza de Latinoamérica en artefactos históricos ha expuesto a la región durante mucho tiempo al robo y al tráfico internacional de antigüedades. En una escala global, este es un comercio importante, con un informe de 2011 del Center for International Policy que aproximó su valor en hasta $US 6,3 mil millones.
El caso de Ecuador parece ser una señal del crecimiento de esta industria ilícita. Según un informe publicado en 2013 (pdf) por el organismo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) las ventas globales de artefactos tanto legales como ilegales ascendieron a US$ 40 mil millones en 1993 y se espera que lleguen a US$ 60 mil millones dólares en la siguiente década. Asimismo, la UNESCO afirma que los bienes culturales robados muchas veces caen en manos de redes criminales vinculadas a otras actividades ilegales, como el lavado de dinero.
Frente a este desafío, algunos países de Latinoamérica han hecho esfuerzos concertados para combatir este comercio ilegal, Perú fue elogiado por la UNESCO en marzo de 2014 por sus esfuerzos. Sin embargo, la diversificación de los portafolios criminales ha hecho de los bienes culturales una fuente de ingresos atractiva para el crimen organizado, y como ha sido señalado por las autoridades ecuatorianas, su naturaleza hace que sea difícil de detener.