Una ONG en México informó que los secuestros aumentaron un 56 por ciento en el primer semestre de 2014, en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que ilustra el fracaso de las políticas de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto para hacer frente a este delito.
Según Alto al Secuestro, 1.766 secuestros tuvieron lugar entre enero y junio de este año, mientras que 1.130 ocurrieron durante esos meses en 2013.
La organización también anunció que 4.609 secuestros habían sido reportados desde diciembre de 2012, cuando comenzó la actual administración, aunque en 517 de estos casos no se abrió ninguna investigación.
De los secuestros, el 72 por ciento estuvo concentrado en el Distrito Federal y en los estados de México (Edomex), Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz y Michoacán, según la organización.
Análisis de InSight Crime
En su comunicado de prensa, Alto al Secuestro no dio la metodología utilizada para llegar a la cifra, que es más del doble de los 839 secuestros reportados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública de México (SNSP), para el período de enero a mayo de este año. Este es un aumento del 23 por ciento de los secuestros registrados por el SNSP en los primeros cinco meses de 2013. Estas estadísticas oficiales mostraron un aumento en los secuestros de un 20 por ciento, desde 2012 hasta 2013.
El aumento en los secuestros es una mala noticia para el presidente, quien desde el principio ha hecho de la disminución en los delitos violentos –incluyendo los secuestros, homicidios y la extorsión- un objetivo clave de la seguridad. Mientras que los homicidios al parecer han disminuido, el fracaso en frenar el secuestro y la extorsión se ha reflejado en una disminución constante del índice de aprobación de Peña Nieto.
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La tendencia está en agudo contraste con un fuerte descenso general en los secuestros en Colombia desde 2002, y una caída constante desde 2012 -el año en que el gobierno colombiano entró en conversaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el grupo guerrillero acordó dejar el secuestro extorsivo.
Mientras que en Colombia el papel decreciente de los actores armados ilegales ha sido un factor clave para reducir la incidencia de secuestros, los aumentos en México han correspondido con un paisaje criminal fragmentado, que ha llevado a las organizaciones a diversificar sus ingresos, recurriendo a actividades como el secuestro.