Los grupos de autodefensas de Guerrero, México, han detenido al menos a 60 militares y anunciaron planes de tomar el control de un edificio del gobierno municipal, mientras que cada vez es más claro que los intentos de las autoridades por cooptar a las autodefensas del estado están fallando.
Los enfrentamientos comenzaron el 5 de agosto, cuando una patrulla militar detuvo a miembros de la "policía comunitaria" local, de la municipalidad de Ayutla, la cual tenía una serie de armas almacenadas en el maletero de su vehículo, que sólo pueden ser legalmente utilizadas por las fuerzas de seguridad.
En represalia, varios grupos de autodefensa aliados establecieron retenes y, en uno de ellos, un grupo detuvo aproximadamente a 60 soldados, informó CNN México.
Después de que la acción no hubiera logrado la liberación de los miembros de las autodefensas que habían sido detenidos y la devolución de las armas, los miembros de un grupo de autodefensa y los residentes de Ayutla anunciaron que se tomarían el edificio del gobierno municipal, informó Milenio.
Bruno Plácido Valerio, coordinador de uno de los grupos más importantes, Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), también aprovechó la oportunidad para denunciar el enfrentamiento militar con elementos criminales. Plácido dijo a La Jornada que la gente había sido testigo de extraños hombres vestidos de negro en las comunidades, quienes dijo que eran miembros de los grupos de autodefensa o del crimen organizado que trabajaban con el ejército.
Análisis de InSight Crime
Hasta hace poco, la situación en Guerrero ha contrastado con la del vecino Michoacán, donde los grupos de autodefensas han participado en numerosos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y las autoridades locales. Los grupos en Guerrero, que tienen raíces anteriores a la violencia de la actual guerra contra las drogas, incluso firmaron un acuerdo con el gobierno del estado para legitimar sus organizaciones. El pacto incluye cláusulas que prohíben a las autodefensas portar armas que son de uso exclusivo del ejército y de instalar retenes.
Esta relación de colaboración previa parece haber colapsado, y es cada vez más evidente que la confianza entre los grupos de autodefensa y las autoridades se ha roto. La actitud cada vez más combativa, adoptada por las autodefensas, significa que es probable que haya más enfrentamientos, y la situación podría salirse fuera de control, como ha sucedido en Michoacán; donde estos grupos, los carteles de la droga y las fuerzas de seguridad se encuentran actualmente en una confrontación caótica y violenta.