Una oleada de asesinatos relacionados con pandillas en las Bahamas ha obligado a desplegar al ejército en las calles, un hecho preocupante en un país donde la violencia está llegando a niveles críticos.
Según Tribune 242, en el archipiélago caribeño de aproximadamente 388.000 habitantes ya se han presentado al menos 27 asesinatos desde principios de este año, siete de ellos durante el pasado fin de semana en Nassau, la capital del país. Si la violencia continúa a estos niveles, la cifra de asesinatos a finales de 2017 llegaría a los 224 —lo que equivale a una tasa de homicidios de 57,77 por cada 100.000 habitantes—.
La ola de crímenes ha llevado al gobierno a desplegar el ejército en las calles para prestar ayuda a la policía. El ministro de Seguridad Nacional, Bernard Nottage, anunció el 15 de febrero esta medida de seguridad y otras más, como el incremento de los patrullajes a pie, los cierres de emergencia de lugares públicos, y redadas en los "focos de delincuencia", así como la creación de una unidad de incautación de armas.
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El ministro Nottage atribuye la mayoría de los asesinatos a enfrentamientos entre un pequeño grupo de "delincuentes violentos [...] relacionados con pandillas, armas y drogas".
Pero los sangrientos acontecimientos de este año han generado respuestas diversas. Según Caribe 360, el primer ministro Perry Christie se refirió el 13 de febrero a esta situación como "una reminiscencia del salvaje Oeste", cuando la respuesta del Estado consistió en "inundar las calles de oficiales".
Ese mismo día, sin embargo, el comisario de la policía Ellison Greenslade le dijo a la prensa: "Es una mentira decirle al pueblo de las Bahamas y al mundo en general que las Bahamas está en crisis; eso no tiene sentido". Señaló que los asesinatos han sido cometidos por jóvenes que "se han descarrillado de nuestra sociedad", y aseguró que los ciudadanos de bien no deben temer a los ataques.
Análisis de InSight Crime
Las Bahamas no es considerado un centro importante de actividad criminal, pero si la tasa de homicidios continúa al ritmo actual, sería comparable a la de países como Honduras, que ha sufrido durante mucho tiempo de una inseguridad rampante, debida en gran parte a la fuerte presencia de las pandillas en el país.
Los enfrentamientos entre las pandillas están a menudo relacionados con las drogas, y el tráfico de estupefacientes es una de las preocupaciones del país caribeño. Situado a sólo 50 millas de las costas de Estados Unidos, sus 700 islas y cayos hacen de las Bahamas un excelente punto de tránsito para bienes ilegales.
La crisis de seguridad también da cuenta de las dificultades de las autoridades para hacer frente a los brotes de violencia. Los mensajes contradictorios emitidos por las instituciones del Estado son un indicio de que el gobierno no tiene una posición unificada frente a los asuntos de seguridad. Los agentes de policía suelen ser blanco de los ataques violentos, como lo demuestra el asesinato de dos oficiales hace apenas unos días. Este factor podría entorpecer la capacidad de la policía para combatir a los grupos criminales.