Una de las mayores operaciones que El Salvador haya lanzado contra la pandilla MS13 confirmó lo que durante mucho tiempo se había sospechado: que los cabecillas de la pandilla mantienen extensas y sofisticadas redes financieras que van más allá del violento control que ejercen sus miembros en los barrios.
El 28 de julio, la fiscalía salvadoreña presentó los primeros resultados de la “Operación Jaque”, una ofensiva sin precedentes contra las finanzas de la pandilla Mara Salvatrucha (MS13). Hasta ahora, la operación ha dado como resultado 120 órdenes de captura y 157 redadas a negocios y propiedades vinculados a la pandilla, informó La Prensa Gráfica.
Entre los negocios que fueron blanco de la operación se encuentran moteles, bares, burdeles, compañías de autobuses y taxis, talleres y concesionarias, informó El Faro. Las órdenes de detención están dirigidas a numerosos presuntos testaferros y al supuesto jefe de finanzas de la pandilla, además de ocho pandilleros identificados por las autoridades como los principales líderes de la MS13. Las autoridades han capturado hasta ahora a 77 personas, incluyendo a cinco de los ocho líderes, pero, según El Faro, se cree que los demás líderes han escapado a Guatemala o México.
Según el fiscal general Douglas Menéndez, mencionado en el artículo de El Faro, las redes estaban dirigidas por líderes de la pandilla y por sus colaboradores, y les daban pocos beneficios a los demás miembros de niveles inferiores que operan en las calles.
“Hay una clara diferencia entre los cabecillas y los integrantes de las pandillas”, dijo. “La mayoría de pandilleros viven en lugares deplorables, muy deprimidos. Los cabecillas se han venido lucrando de su propia estructura”.
Análisis de InSight Crime
Desenmascarar estas redes financieras confirma las afirmaciones de numerosos analistas y autoridades: que la MS13 en El Salvador ha evolucionado significativamente más allá de sus orígenes como una pandilla callejera enfocada en mantener el control de territorios y actividades criminales en los barrios.
El grado y el nivel de sofisticación de sus intereses comerciales se asemejan a los de los grandes carteles del narcotráfico y a sus amplias redes de negocios, mediante las cuales no sólo lavan las ganancias provenientes de actividades criminales sino que además generan ingresos que pueden estar muy por encima de los producidos por crímenes como la extorsión o el microtráfico.
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Sin embargo, como lo señala la Fiscalía, quienes están detrás de estas redes financieras —y quienes se lucran de ellas— no eran los miembros de niveles inferiores de la MS13 sino sus cabecillas. La MS13 siempre se ha presentado como una red organizada horizontalmente, pero esta reciente investigación sugiere que existe una estructura jerárquica mucho más vertical, al menos en cuanto a las finanzas.
No obstante, dado que las reglas de la pandilla castigan severamente a los que se benefician personalmente de las actividades pandilleras en lugar de distribuir los beneficios, descubrir que los cabecillas estaban obteniendo enormes beneficios que no eran compartidos con los demás miembros puede generar tensiones en las relaciones entre los grupos de pandilleros que trabajan en las calles, proporcionando su fuerza para generar ingresos, y los líderes que se benefician de estos últimos.