Un reciente derramamiento de sangre en la capital de Costa Rica fue atribuido al enfrentamiento de pandillas por el control de la venta local de droga, lo cual ha aumentado las preocupaciones de que la evolución del país como una zona importante para el tránsito de drogas esté fomentando la violencia.
En las últimas semanas, el barrio de Santa Rita de Alajuela, también conocido como El Infiernillo, ha sido testigo de varios enfrentamientos violentos entre bandas rivales, informó La Nación. Después de uno de estos enfrentamientos, la policía recolectó más de 600 piezas de evidencia balística, las cuales habían sido disparadas durante un periodo de 30 minutos.
Las autoridades costarricenses informaron que estos hechos de violencia son el resultado de la alianza de dos bandas —Los Zamora y Los Gabinos— para enfrentarse al grupo rival de Los Maracuyá. Según la página de Internet de noticias CR Hoy, hasta el momento se han identificado seis bandas que se enfrentan por el territorio y la venta de drogas en la zona.
Según los informes, el barrio El Infiernillo es un importante centro de distribución de drogas, como marihuana, cocaína y crack. Una pandilla encabezada por Martín Zamora Pacheco, alias "Beto Zamora", gestionaba la venta de drogas en el barrio, hasta que su organización fue desmantelada a principios de la década pasada.
Francisco Segura, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica, señaló que las pandillas que operan en El Infiernillo están realizando grandes esfuerzos para reclutar jóvenes en sus filas y calificó la situación de "preocupante". Las fuerzas de seguridad se trasladaron a la zona en un esfuerzo por detener la violencia.
Análisis de InSight Crime
Costa Rica se ha convertido en una importante zona de tránsito y almacenamiento para las redes ilícitas que transportan las drogas desde los proveedores de Suramérica hasta los consumidores de Norteamérica. Lo anterior no sólo ha llevado a la conformación de grupos criminales locales que participan en el tráfico transnacional de drogas, sino que también ha alimentado los mercados locales a medida que más cocaína pasa por el país. Esto ha generado un incremento en la violencia, pues las pandillas callejeras locales y los grupos de narcotraficantes rivales se están enfrentando por el control de este mercado.
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Costa Rica se había distinguido por evadir la violencia desenfrenada y las guerras territoriales entre pandillas agresivas que han vivido otras naciones centroamericanas. Esto ha cambiado claramente, y es probable que las pandillas de Costa Rica se vuelvan más violentas y organizadas a medida que continúan compitiendo por el control del microtráfico en el país.