La descripción de los aspectos económicos de la venta de cocaína peruana dentro de Bolivia, hecha por un narcotraficante, puede alimentar la especulación sobre la cantidad de cocaína boliviana que se produce al interior del país, y la cantidad de cocaína que en realidad se origina en el extranjero.
Según un narcotraficante entrevistado por el diario peruano La República, la pasta de cocaína purificada se puede comprar a US$850 el kilo en Monzón o Tingo María, en el centro de Perú, al norte del centro de producción de drogas del país. Si el cargamento llega a La Paz, la cocaína puede ser revendida entre US$1.600 y US$2.000 el kilo.
El precio del kilo aumenta con el nivel de riesgo y la duración del viaje, según el traficante. Un transportista cobra US$50 por el kilo de droga que es trasladado a la costa peruana, pero US$300 por el kilo que tenga a Bolivia como destino. Ese país es un destino atractivo debido a que el riesgo de ser descubierto por las autoridades bolivianas es bajo, añadió.
La mayoría de los cargamentos que toman esta ruta pertenecen a personas vinculadas con los carteles mexicanos, que sólo trafican con cantidades mayores a una tonelada y pagan US$1.400 por kilo, dijo el traficante.
Análisis de InSight Crime
Además de ser un importante productor de coca y cocaína, Bolivia es un importante país de tránsito de estupefacientes peruanos y colombianos. Ha habido cierta especulación sobre la cantidad de cocaína, que es incautada al interior de Bolivia, es producida en el extranjero - en 2011, un funcionario antidrogas dijo que más de la mitad de los cargamentos de cocaína incautados en Bolivia se originaron en Perú -. La pregunta es si el aumento de las cantidades de cocaína incautada en el interior de Bolivia es el resultado de un aumento en la producción interna de cocaína (como ha afirmado la Casa Blanca), o se debe a que más narcotraficantes (como el entrevistado por La República) están vendiendo producto peruano en suelo boliviano.
Perú y Bolivia anunciaron recientemente planes para formar una policía fronteriza binacional para combatir el tráfico transfronterizo. No obstante, con los narcotraficantes dependiendo cada vez más de los vuelos de drogas que pasan por Bolivia para crear un "puente aéreo" entre Perú, Brasil y Argentina, las fuerzas de seguridad se enfrentan a un duro desafío para detener el flujo de envíos de drogas a través de esta ruta.