Las autoridades de Brasil y Bolivia iniciaron una operación conjunta contra un grupo sospechoso de narcotráfico internacional, la más reciente señal de la creciente cooperación policial entre Brasil y sus vecinos productores de cocaína.
Medios de comunicación de ambos países informaron que las policías federales de Brasil y Bolivia iniciaron el pasado 29 de junio un plan llamado operación Quijarro, que lleva el nombre de la ciudad puerto boliviana en la frontera con el estado brasileño de Mato Grosso do Sul. Las drogas eran supuestamente traficadas a través de la zona en camiones con pisos falsos.
Según el diario boliviano Opinión, hacia el 1 de julio la operación había permitido dar con 30 sospechosos. El diario brasileño Folha de São Paulo informó que las autoridades confiscaron además tres toneladas de cocaína, cerca de US$10 millones y varias propiedades que estaban vinculadas a la red de tráfico ilegal.
Según O Globo, la policía arrestó al supuesto experto en logística al servicio de los traficantes, Claudinei de Jesús. El diario informó que la investigación, que comenzó en enero de 2015, se enfocó en un grupo que opera en la ciudad brasileña de Londrina, el cual tenía conexiones en Bolivia, Colombia y España.
Varios medios de comunicación informaron que la operación Quijarro puso una vez más a la aplicación de mensajería WhatsApp en problemas con el sistema de justicia brasileño. Un tribunal del estado de Paraná ordenó el congelamiento de US$6,1 millones en activos pertenecientes a la empresa matriz de WhatsApp, Facebook, como respuesta a la negativa de la empresa de cooperar con la investigación.
En otras ocasiones, jueces brasileños han ordenado suspensiones a nivel nacional de los servicios de WhatsApp por razones similares, y en uno de los casos un ejecutivo de Facebook fue detenido temporalmente por orden de un juez. Como InSight Crime ha informado previamente, los defensores de la libertad de expresión y los usuarios del popular servicio de mensajería instantánea han criticado fuertemente estas acciones; por su parte, WhatsApp ha defendido su posición alegando que la compañía “no puede proporcionar información que no posee” porque los mensajes enviados a través de la aplicación no se almacenan en los servidores de la empresa.
Análisis de InSight Crime
La operación Quijarro es el más reciente ejemplo de la creciente cooperación entre Brasil y sus vecinos en la lucha contra el crimen organizado y el tráfico de drogas. Esta tendencia se ve apoyada por el hecho de que varios funcionarios de Brasil, Perú y Bolivia se dieron cita el 29 de junio en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra para firmar un acuerdo para la creación de un centro de inteligencia policial trilateral que se enfocará en la lucha contra el narcotráfico en esos tres países.
Este año, los ejércitos de Brasil, Perú y Colombia realizaron un ejercicio militar conjunto en la región amazónica de frontera encaminado a mejorar la capacidad de las fuerzas armadas para cooperar en los esfuerzos contra el narcotráfico y la minería ilegal. Los militares brasileños y colombianos también han iniciado trabajos de intercambio de información en los que, según las autoridades, también les gustaría incluir a Bolivia.
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Estos esfuerzos son importantes porque Colombia, Perú y Bolivia —que comparten largas y poco vigiladas fronteras con Brasil— en conjunto producen prácticamente toda la cocaína del mundo. Brasil es el segundo consumidor de esta droga en el mundo, y a la vez es el principal país para el transbordo de la cocaína dirigida a Europa, Asia y África.
La cooperación intrarregional con Bolivia será particularmente importante, dada la creciente importancia del país en el comercio regional de drogas, un tema detallado por InSight Crime en una serie de artículos recientes.