La policía de Colombia capturó a dos candidatos a cargos administrativos locales, quienes, según las autoridades, son miembros de la organización neoparamilitar Los Gaitanistas; este sería el más reciente indicio de los vínculos que este grupo criminal mantiene con grupos sociales y políticos en el noreste del país.
El Tiempo informó que las autoridades colombianas capturaron a 41 presuntos miembros de Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), en varios departamentos de la Costa Caribe del país, como parte de una operación policial llamada “Agamenón”. Entre los detenidos se encontraba un candidato a alcalde en el municipio de Tuchín, Córdoba, identificado por medios colombianos como alias “Soycer”, quien supuestamente dirigía las operaciones financieras locales de la organización y es probable que haya desviado recursos públicos hacia una entidad prestadora de salud que presuntamente administraba. Según El Universal, la policía capturó a otro candidato político en Tuchín, identificado como “Amadid”, quien aspiraba a un cargo como concejal en el municipio.
Las autoridades también arrestaron a Edgar Durango Tordecilla, alias “El Mono”, a quien la policía identificó como uno de los 10 hombres más buscados dentro de la organización criminal. Según El Tiempo, Tordecilla fue miembro de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), donde estuvo bajo el mando de Darío Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, actual líder de las AGC.
Análisis de InSight Crime
Las detenciones de dos candidatos políticos en Córdoba son el más reciente indicio del grado en que las AGC se han infiltrado en las comunidades locales en algunas de las zonas donde operan. En mayo, las autoridades arrestaron a un obispo en la región noroeste de Urabá, bastión de las AGC, por supuestamente lavar ganancias procedentes de la droga para la organización criminal, camuflando los fondos ilícitos como donaciones para la iglesia.
A pesar de ser consideradas una de las organizaciones criminales conocidas como Bacrim (acrónimo de “bandas criminales”), las AGC han intentado presentarse como un “tercer actor” en el conflicto armado colombiano y han pedido que sean incluidos en las conversaciones de paz del país. El gobierno colombiano se ha negado a denominar a las AGC como actores políticos, aunque parece estar considerando seriamente la posibilidad de una desmovilización masiva del grupo criminal.
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Por el momento, las fuerzas de seguridad continúan capturando un gran número de presuntos miembros de las AGC, aunque Otoniel, el hombre más buscado de Colombia, continúa fugitivo. En febrero, las autoridades anunciaron una ofensiva de seguridad con el fin de capturar a Otoniel, cabecilla de la única Bacrim que aún mantiene presencia a nivel nacional.