Funcionarios del DHS están siendo reclutados por los carteles mexicanos para ayudar a traficar drogas a través de la frontera entre Estados Unidos y México, según el testimonio del inspector general del departamento; una situación que destaca la incapacidad de las autoridades fronterizas para erradicar los persistentes problemas de corrupción.
En un testimonio escrito (pdf) presentado a la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 15 de abril, John Roth, inspector general del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus iniciales en inglés), señala que las organizaciones narcotraficantes de México “han recurrido a reclutar y corromper a los empleados del DHS”. Los agentes a lo largo de la frontera reciben “sobornos en efectivo, favores sexuales y otro tipo de pagos” para dejar pasar contrabando por las zonas de inspección en los cruces fronterizos.
La forma más obvia de corrupción consiste en proporcionar ayuda directa a los contrabandistas, como en el caso de un agente de la patrulla fronteriza que ayudó a tres traficantes a pasar 147 libras de marihuana por la frontera entre Estados Unidos y México. Pero la corrupción no se limita a la zona fronteriza: Roth también señaló el caso de un supervisor de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA por sus iniciales en inglés) que ayudó a traficantes a evadir los controles de seguridad en un aeropuerto de las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
La forma menos obvia de corrupción, según Roth, se presenta cuando los oficiales filtran información sensible a los traficantes de drogas, lo que les permite realizar un seguimiento de las investigaciones y quitar del camino a los informantes. En un caso, un agente de la patrulla fronteriza le facilitó a un exguardia de la prisión estatal de Arizona, que trabajaba con un grupo traficante, información como la ubicación de las unidades de la patrulla fronteriza, mapas de sensores, códigos de acceso a los ingresos a lo largo de la frontera y los registros informáticos de las incautaciones de drogas.
Según Roth, “sólo un pequeño porcentaje de los empleados han cometido actos criminales”. De las 240.000 personas empleadas en el DHS, en 2014 se presentaron 16.281 denuncias. Sólo 564 de éstas condujeron a investigaciones y 112 resultaron en condenas.
Análisis de InSight Crime
Si bien es cierto que un porcentaje muy pequeño de los empleados del DHS son condenados por delitos —Roth sostuvo a lo largo de su testimonio que las acciones de unos pocos no deben afectar la credibilidad del resto—, años de denuncias en la zona fronteriza indican que las agencias del DHS podrían estar sufriendo de un problema de corrupción persistente y sistémico.
El tamaño de algunas agencias como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) ha crecido bastante en la última década, pero el inspector general dispone de menos de un investigador por cada 1.000 empleados. En 2014, el DHS publicó un informe que señalaba que más de 2.000 agentes estaban siendo investigados por vínculos con el crimen organizado. En la CBP, la mayoría de los casos de corrupción involucran tráfico de drogas, seguido de cerca por casos de soborno, según el Centro de Periodismo Investigativo, que mantiene una base de datos sobre los oficiales de la CBP que han sido condenados por delitos.
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Las agencias del DHS no son las únicas agencias policiales estadounidenses susceptibles a la corrupción en la zona fronteriza. En un caso flagrante, una unidad especial antidroga del Departamento del Sheriff del Condado Hidalgo, pasó de robar las drogas y el dinero en efectivo recuperados en algunas redadas, a transportar cargamentos de droga de media tonelada a través de Texas.